Fuente: La Vanguardia
Las mascotas son especialistas en detectar emociones humanas. Es un hecho que los perros leen las expresiones faciales, así como el tono de voz para reconocer el estado emocional de las personas. Un estudio desarrollado por la universidad de Psicología de Lincoln concluyó que son capaces de combinar información de diferentes sentidos se pueden formar una representación mental de ella.
“Los animales, como parte integrante del núcleo familiar, son sensibles a percibir todo lo que exista en su entorno. Los perros han evolucionado junto a los humanos miles de años, lo que les confiere una especial capacidad para percibir todo lo que sentimos”, indica Rosana Álvarez, veterinaria especializada en medicina del comportamiento y fundadora de Etología Veterinaria. En esta línea, los resultados de la investigación demostraron que los canes pueden extraer e integrar información sensorial emocional y discriminar entre estados positivos y negativos tanto de humanos como de perros.
Pero si esto es así, también serían estímulos para el propio ánimo de las mascotas. “Los desarrollos científicos avalan que la comunicación emocional que tenemos con nuestros compañeros es el secreto del vínculo que acompaña nuestra relación”, indica Annalisa Tantini, psicóloga especializada en el comportamiento animal y colaboradora en Espacio Animal.
Sensibles a las emociones
Alegría, ansiedad o tristeza son emociones conocidas por los animales. “El olfato de un perro puede llegar a identificar a través de nuestras hormonas cuando vivimos un estado de miedo, ansiedad, rabia, … Además, identifican y distinguen perfectamente el tono de voz”, explica Tantini.
Pero saber cómo es el estado de ánimo de los humanos que les rodean también influye directamente en su comportamiento. “Siendo mamíferos, en su cerebro tienen todo lo necesario para sentir emociones y ser sensibles a las nuestras”, añade la psicóloga que indica como los estados de alegría son contagiosos y ante su manifestación equilibrada, desencadenará una fiesta de lametazos.
El estrés
Tan normalizada se encuentra esta respuesta en las personas en la actualidad, que suele pasar inadvertida para quien la padece en estados ligeros. Sin embargo, dejarse manejar por esta respuesta de alerta genera malestar a nivel físico y mental, también en las mascotas.
“El estrés y la ansiedad genera comportamientos cambiantes, ahora contentos, después enfadados. También nos comportaremos de esta manera con nuestros animales de compañía, que pueden sufrir las consecuencias con conductas de confusión, estrés, llamadas de atención, depresión, …”, analiza Álvarez.
De hecho, un propietario estresado puede transmitir conductas poco equilibradas. “Hay más probabilidad que dueños ansiosos, neuróticos y miedosos transfieran etas emociones generando en el animal reactividad, apego, estrés o indefensión, dependiendo de la tipología del animal”, subraya Tantini.
Según la experta, cuando los perros sufren una subida de estrés se vuelven más reactivos puesto que perciben su entorno como inseguro y, por lo tanto, viven en estado de alerta para defenderse de los peligros del mundo.
“Solucionar nuestros miedos y resolver las situaciones que nos provocan ansiedad, será la base para ayudar al animal a superar sus problemas de conducta. Podemos aprovecharnos del espejo que nos proporcionan las mascotas para eliminar nuestros bloqueos”, recomienda Lisa.
Mejorar el bienestar
La ecuanimidad y la armonía emocional son esenciales para desarrollar el bienestar en el estado de ánimo propio y de las mascotas. “Hay que mantener unas condiciones lo más estables posibles en el entorno, a través de una rutina en la que se satisfagan las necesidades básicas del animal en cuanto a compañía, ejercicio físico y mental y enriquecimiento ambiental”, comenta la etóloga.
Eso implica evitar, por ejemplo, los gritos y las peleas. “Estar triste, vivir momentos pesimistas o pasar una mala temporada es parte de la vida, pero debemos intentar mantener un comportamiento mesurado con nuestra mascota. Él nos entiende así que si vivimos un momento negativo, será el primer aliado en ayudarnos a superarlo”, añade Lisa.
Otra de las conductas a tener en cuenta es el apego. Como evidencia la investigación de Ádám Miklósi y Veronika Honok, etólogos de la Universidad de Budapest, son alarmas de existe un vínculo poco equilibrado con nuestro animal.
El estudio realizado en perros demostró que los que sufren síndrome relacionado con la separación manifiestan comportamientos de estrés. Durante el periodo que pasan solos mantienen un nivel de actividad elevado, mientras que decrece en los que no la padecen.
Annalisa advierte sobre la necesidad de conocer la comunicación canina para evitar este fenómeno. “Es importante aprender sus necesidades reales y no humanizarlos, ya que esto puede generar ansiedad por separación”, concluye.
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