Se encontraron las mismas proteínas que unen a las moléculas olorosas en la nariz, ubicados en la cola del espermatozoide. Se piensa que le permiten encontrar al óvulo.
En que se parecen un espermatozoide y una nariz? En que ambos pueden, de alguna forma, “oler”, dice Loren Walensky, estudiante de postgrado de Johns Hopkins. Él encontró que la cola del espermatozoide contiene los mismos tipos de proteínas que se unen a los olores que se encuentran en la nariz. La proteína, sugiere, “huele”los mensajes desde el óvulo, que le permiten al espermatozoide encontrar al óvulo.
El descubrimiento podría explicar mucho acerca de la interacción óvulo-espermatozoide. Los espermatozoides deben desplazarse largas distancias para encontrar al óvulo. Los espermatozoides que esperan al óvulo pueden permanecer días en las paredes vaginales, dice Walensky. “Cuando finalmente ocurre la ovulación, los espermatozoides inmediatamente se desplazan para alcanzar el lugar de fertilización en minutos”, dice. ¿Cómo sabe el espermatozoide adonde debe ir?
Los científicos piensan que el espermatozoide navega hacia alguna señal química emitida por el óvulo, una reacción llamada quimotaxis. En 1992, los investigadores de la Universidad de Bruselas encontraron proteínas en los testículos de los perros parecidas a los receptores odorosos. Esos resultados llevaron a que los científicos piensen que los mecanismos de localización de los espermatozoides podían ser similares al camino del sentido del olfato. En la nariz, las moléculas olorosas se unen a moléculas receptoras y disparan una reacción en cadena hacia el cerebro.
Intrigado por los descubrimientos del grupo de Bruselas, Walensky decidió buscar receptores similares en los espermatozoides. Para eso utilizó anticuerpos contra las proteínas receptoras. Los anticuerpos se unieron a las proteínas en la región superior de la cola de los espermatozoides de rata –las regiones que contienen las mitocondrias, que dan la energía necesaria para las actividades celulares, así como el desplazamiento. Así que los receptores podrían actuar como en la nariz; podrían transmitir mensajes desde el óvulo hacia las regiones del espermatozoide responsables de llevarlo hasta el óvulo, sugiere Walensky.
Los espermatozoides también pueden tener un mecanismo para disminuir la reacción, propone Walensky. Tal “desensibilización” ocurre en la nariz. Walensky descubrió que los espermatozoides parecen contener un segundo set de proteínas que bajan el nivel de actividad de los receptores. Estas proteínas podrían activarse cuando el espermatozoide finalmente se encuentra con el óvulo, indicándole que pare de nadar y comience la fertilización.
“Quizá,” especula, “la evolución puso a los receptores en la cola.” Los estudios futuros podrían llevar al desarrollo de nuevos métodos anticonceptivos, dice Walensky. Por ejemplo, encontrando una forma de inhibir las proteínas receptoras del espermatozoide, los científicos podrían prevenir la fertilización. Por otro lado, una técnica que mejorara la sensibilidad de los recetores podría ayudar a las tecnologías como la fertilización in vitro.
Fuente: Johns Hopkins Magazine (Abril, 1995)