Quince científicos argentinos ganaron subsidios por 6 millones de dólares

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Hace algunas semanas, 15 científicos argentinos recibieron una carta firmada por Peter Bruns, vicedirector de la mayor organización filantrópica del mundo de apoyo a la ciencia. El de los argentinos es el grupo que más subsidios obtuvo entre los de los países que presentaron proyectos de investigación, mientras el país atraviesa la crisis más penosa de su historia.

Como afirma Hugo Luján, que trabaja en la Universidad Nacional de Córdoba en un proyecto de investigación en el área de enfermedades infecciosas y parasitología al que se acaba renovar una asignación, «estos científicos están entre los mejores no sólo de la Argentina, sino del mundo. Todos trabajan más de doce horas por día prácticamente sin reconocimiento.»

De microscopios y exilios

Los proyectos seleccionados provienen de laboratorios de varias provincias. En la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Salta trabaja Miguel Angel Basombrío. Como investigador principal del Conicet se dedica desde hace 21 años estudiar la prevención, vacunación experimental y tratamiento de la enfermedad de Chagas. Basombrío destaca que «quienes ganaron este subsidio luchan en universidades paupérrimas o institutos acosados por problemas burocráticos, ganan sueldos de subsistencia y muchos se planteaban la posibilidad de emigrar».

En Mendoza, Luis Mayorga, investigador principal de Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuyo, afirma preocupado: «No he logrado salvar un subsidio para equipamiento con el que iba a suplementar la compra de un microscopio confocal.Todo quedó dentro del «corralito». Cuando se resuelva, devaluación de por medio, la plata que tengo no alcanzará. Es difícil hacer ciencia en la Argentina.»

Mayorga estudia los mecanismos moleculares que regulan la fusión de membranas celulares. «El proyecto que presenté trata sobre el estudio de la fusión de membranas que ocurre en el espermatozoide humano cuando se encuentra con el óvulo. Entender los mecanismos moleculares de la fecundación significará un avance en las posibilidades de regulación de la fertilidad, tanto humana como animal.»

Como Luján, Alfredo Cáceres trabaja en la Universidad de Córdoba. Estudia la participación de ciertas proteínas en el desarrollo neuronal. «Conocer su función es fundamental para entender el desarrollo normal del sistema nervioso y también la patogenesis de enfermedades neurodegenerativas, como el mal de Alzheimer», afirma.

Otro de los investigadores que trabaja en Córdoba es Hugo Maccioni (60 años, 6 hijos, dos nietos). Se dedica al estudio de los mecanismos que controlan la síntesis de compuestos (glicolípidos) que participan en la regulación del comportamiento social de las células. «Los glicolípidos -explica- adquieren relevancia en algunas situaciones de descontrol asociadas con el crecimiento tumoral. Este conocimiento es fundamental para poder intervenir racionalmente en el control del cáncer, por ejemplo.»

Diego de Mendoza (52, dos hijos) es director del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR-Conicet). «Nuestro laboratorio -explica- identificó proteínas que permiten que las bacterias detecten una disminución de la temperatura ambiente y pongan en marcha mecanismos que aumentan la resistencia al frío. El HHMI nos otorgó este subsidio para dilucidar el mecanismo molecular por el cual dichas proteínas actúan como termómetros biológicos. Esto puede ayudar a entender cómo las bacterias sobreviven a bajas temperaturas, un dato clave para la conservación de alimentos.»

En Rosario también trabajan Alejandro Vila y Fernando Soncini. Vila es profesor del Departamento de Química Biológica de la Universidad Nacional de Rosario e investigador independiente del Conicet. Especializado en resonancia magnética nuclear en Florencia, aplica esa técnica al estudio de la estructura molecular de las proteínas. «Con el subsidio estudiaremos enzimas que permiten a bacterias resistir la acción de los antibióticos -explica-. Eso podrá ayudar al desarrollo racional de fármacos.»

A Soncini le fue renovado su subsidio. «Mi grupo estudia ciertos sistemas bacterianos que reconocen parámetros específicos del ambiente donde se encuentra la bacteria -indica-. De esta manera, controlan la producción de factores necesarios para la colonización de determinados tejidos. Es interesante averiguar cómo engañar a la bacteria para que produzca o deje de producir estos factores durante una infección, y así poder incidir en este proceso.»

Fuente: Intramed (Enero 9, 2002)



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