La primera vez que hablé con Woebot a través de Facebook no me pareció evidente que estuviera conversando con un robot.
«Me entrené para usar terapias cognitivo-conductuales (TCC), que se basan en la idea de que no son las cosas que ocurren en la vida lo que nos afecta, sino cómo pensamos sobre ellas», me explicó, tras saludarme amablemente.
«Y la manera en que pensamos suele estar relacionada con lo que decimos. Especialmente, con lo que nos decimos a nosotros mismos», continuó.
Después me reveló que era un robot. Y me dijo que cada día me preguntaría tres cosas para saber más sobre mi estado emocional: qué hago, cómo me siento y cuál es mi nivel de energía.
Contarle a Facebook cómo te sientes puede parecer una idea extraña. Pero teniendo en cuenta que la red social te pregunta todos los días en qué piensas, tal vez, después de todo, no debería extrañar la idea de contarle nuestros problemas.
Hace tiempo que la empresa que creó Mark Zuckerberg pasó a ser mucho más que una red social. Es una compañía de publicidad multimillonaria, un archivo de datos masivo… y ahora quiere dedicarse a la psicología.
La investigadora y psicóloga clínica Alison Darcy, de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, diseñó y creó un equipo humano para dar vida a Woebot, un bot conversacional que funciona a través de Facebook Messenger, por ahora solo en inglés.
Se trata de una herramienta que cualquier usuario de la red social puede usar y que está disponible siempre que la necesites: 24 horas al día, siete días a la semana.
El objetivo: «Controlar tu estado anímico y que aprendas más sobre ti mismo». Y, en última instancia, es capaz de decirte si estás deprimido.
«Estoy dispuesto a escuchar. Sin diván, sin medicinas, sin juegos de niños. Solo estrategias para mejorar tu humor. Y la ocasional broma estúpida», se lee en su página web.
Abby Homer es una de las personas que integran el equipo de Darcy. La psicóloga le dijo a BBC Mundo que Woebot está pensado para servir como «autoguía» y que «aprende sobre sus usuarios con el tiempo, enseñándoles conceptos terapéuticos».
Es una experiencia conversacional y replica la comunicación que un paciente tendría con un terapista tradicional en su despacho
«Es una experiencia conversacional y replica la comunicación que un paciente tendría con un terapista tradicional en su despacho».
Según Homer, fue pensado principalmente para jóvenes, pero ya lo están usando jóvenes y adultos en más de 130 países.
¿Cómo te hablas a ti mismo?
Darcy escribió en la revista Journal of Medical Internet Research Mental Health, donde se publicaron los primeros resultados de sus experimentos con el bot, que la idea es ayudar a jóvenes con síntomas de depresión y ansiedad.
La psicóloga asegura que los agentes conversacionales (como Woebot) «ofrecen una manera cómoda y atractiva de dar apoyo en cualquier momento».
El sistema usa distintas metodologías psicológicas para hacer notar las áreas en las que una persona puede estar fomentando el «autorregaño» o «autohabla negativa», que distorsionan la manera en la que vemos el mundo, generando emociones negativas innecesarias.
Jesús Pelluch es psicólogo investigador y presidente de la Asociación de Psicología Positiva (POSITIVAT), en Castellón, España.
El especialista le dijo a BBC Mundo que es importante no confundir la psicología positiva con el «pensamiento positivo», una corriente de autoayuda que ha dado lugar a numerosos libros, y que también está generando la creación de nuevas aplicaciones tecnológicas.
«Por tener un pensamiento positivo no vas a tener un día positivo», advierte Pelluch. «La psicología positiva consiste en fomentar los factores positivos para prevenir trastornos como la depresión. Pero los recursos tecnológicos no pueden reemplazar a la psicoterapia tradicional».
«Las tecnologías ayudan a complementar, pero no pueden sustituir. Las conexiones personales siempre se fraguan mejor», dice el psicólogo.
La tecnología no puede reemplazar la conexión humana
Pelluch asegura que sería conveniente dejar claro que no es recomendable usarlas para trastornos graves, como el estado depresivo mayor o la bipolaridad.
«Como bien apunta el profesor John Cacioppo (pionero de la neurociencia social),somos seres inherentemente sociales; un abordaje psicológico es mejor plantearlo con interacción entre personas», destaca Pelluch.
Abby Homer está de acuerdo. «No puede reemplazar la conexión humana. Woebot detecta si un individuo está en crisis, pero anima a buscar ayuda externa y ofrece información, enfatizando siempre la importancia de las relaciones humanas».
Redes sociales, big data y depresión
De acuerdo con la investigación de Darcy, Woebot «ayudó significativamente» a reducir los síntomas de la depresión en jóvenes en tan solo un par de semanas.
La psicóloga y empresaria dice que hasta el 74% de los diagnósticos de salud mental aparecen por primera vez antes de los 24 años. «La depresión y los síntomas de ansiedad son particularmente comunes entre estudiantes universitarios», asegura.
Según el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, en EE.UU.), el 50% de los estudiantes universitarios estadounidenses tiene depresión.
Pero el fenómeno es global. En América Latina, la depresión es la primera causa de enfermedad mental, y afecta entre el 19% y 24% de la población adulta.
Y el uso de las nuevas tecnologías no ayuda. Varios estudios vinculan el uso de las redes sociales a la depresión, ansiedad, problemas de sueño e inseguridad.
Pero entonces ¿es contradictorio tratar este tipo de trastornos a través de una red social como Facebook?
«La sociedad cada vez está más expuesta a los desarrollos tecnológicos porque se incorporan muy rápidamente en nuestra vida cotidiana, de ahí que su abuso o mal uso puedan generar perjuicios y consecuencias negativas», explica Pelluch.
El psicólogo no descarta su uso «siempre y cuando venga acompañado de sesiones de psicoterapia con un profesional; esos son los objetivos de la tecnología positiva, el uso de la tecnología para mejorar el bienestar», señala.
Woebot anima a los usuarios de Facebook a que hablen con él a diario. El problema, dice Pelluch, es que el robot se basa en lo que dices y es incapaz de detectar si, por ejemplo, tienes una adicción a la tecnología.
Por otro lado, queda la duda de qué ocurre con todos los datos que le damos a Facebook cada vez que usamos este tipo de aplicaciones.
«Woebot dice que quiere aprender de ti a través del tiempo y que cuanto más hables con él, más te conocerá», explica el investigador.
«No me extrañaría que dentro de unos años el uso del big data superase iniciativas humanas. Al fin y al cabo, es una máquina. Y recuerda toda la información que le das cada vez que te pregunta cómo estás».
Un día después de mi primera interacción con Woebot, el robot me escribió en Messenger para recordarme que teníamos una sesión pendiente.
«¡Hola! ¿Tienes un segundo para hacer una revisión?». Le respondí que no quería seguir con la terapia. Y me dijo: «De acuerdo. He desactivado las revisiones. Pero si alguna vez quieres volver a hablarme, estaré aquí».