Psicología de las masas y análisis del Yo (1921)

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Autor: Sigmund Freud – Amorrortu editores – tomo XVIII
I. Introducción 

La oposición entre psicología individual y psicología social de las masas….pierde buena parte de su nitidez, si se la considera más a fondo….la psicología individual…estudia los caminos por los cuales busca alcanzar la satisfacción de sus mociones pulsionales. Pero sólo rara vez, bajo determinadas condiciones de excepción, puede prescindir de los vínculos de este individuo con otro. En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social.

…todos los vínculos que han sido hasta ahora indagados preferentemente por el psicoanálisis, tienen derecho a reclamar que se los considere fenómenos sociales. Así, entran en oposición con ciertos otros procesos, que hemos llamado narcisistas, en los cuales la satisfacción pulsional se sustrae del influjo de otras personas o renuncia a estas.

…con los padres y hermanos, con la persona amada, el amigo, el maestro y el médico, el individuo experimenta el influjo de una persona única o un número muy pequeño de ellas, cada una de las cuales ha adquirido una enorme importancia para él.

Una vez desgarrado lo que naturalmente constituía un nexo único, parecería indicado considerar los fenómenos que se muestran bajo estas particulares condiciones como exteriorizaciones de una pulsión especial, ya no reducible a otra: la pulsión social que en otras situaciones no se expresaría…..inclinaremos más bien en favor de otras 2 posibilidades: que la pulsión social acaso no sea originaria e irreducible y que los comienzos de su formación puedan hallarse en un círculo estrecho, como el de la familia.

en página 57, “Más allá del principio de placer” Cap.  VI dice: 

¿aventuraremos, siguiendo la indicación del filósofo poeta, la hipótesis de que la sustancia viva fue desgarrada, a raíz de su animación, en pequeñas partículas que desde entonces aspiran a reunirse por medio de las pulsiones sexuales? ¿Y que estas pulsaciones en las que persiste la afinidad química de la materia inanimada superan poco a poco, a lo largo del reino de los protistas, las dificultades que opone a esta aspiración un medio cargado de estímulos que hacen peligrar la vida, medio que obliga a la formación de un estrato cortical protector? ¿Que estas partículas de sustancia viva dispersadas alcanzan así el estado pluricelular y finalmente transfieren a las células germinales, en concentración suprema, la pulsión a la reunión? 

  1. Le Bon y su descripción del alma de las masas

Aclarémonos de nuevo el problema: Si la psicología, que explora las disposiciones, mociones pulsionales, motivos, propósitos de un individuo hasta llegar a sus acciones y a los vínculos que mantiene con sus allegados, hubiera dado solución cabal a sus enigmas haciendo trasparentes todos estos nexos, se encontraría de pronto frente a una nueva tarea que se erguiría, irresuelta frene a ella. Tendría que explicar el hecho sorprendente de que ese individuo a quien había llegado a comprender siente, piensa y actúa de manera enteramente diversa de la que se esperaba cuando se encuentra bajo una determinada condición: su inclusión en una multitud que ha adquirido la propiedad de una “masa psicológica”. ¿Qué es entonces una “masa”, que le presta la capacidad de influir tan decisivamente sobre la vida anímica del individuo, y en que consiste la alteración anímica que impone a éste último?

…Le Bon dice:

“He aquí el rasgo más notable de una masa psicológica:…….el mero hecho de hallarse trasformados en una masa los dota de una especia de alma colectiva en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de manera enteramente distinta de como sentiría, pensaría y actuara cada uno de ellos en forma aislada. Hay ideas y sentimientos que sólo emergen y se convierten en actos en los individuos ligados en masas. La masa psicológica es un ente provisional que consta de elementos heterogéneos; estos se han unido entre sí durante un cierto lapso, tal como las células del organismo forman, mediante su unión, un nuevo ser que muestra propiedades muy diferentes que sus células aisladas….

Si los individuos dentro de la masa están ligados en una unidad. Tiene que haber algo que los una, y este medio de unión podría ser justamente lo característico de la masa…..

…los fenómenos inconscientes desempeñan un papel preponderante no sólo en la vida orgánica sino también en el funcionamiento de la inteligencia…

Nuestros actos conscientes derivan de un sustrato inconsciente creado en lo fundamental por influencias hereditarias. Este sustrato incluyen las innumerables huellas ancestrales que constituyen el alma de la raza. Tras las causas confesadas de nuestros actos están sin duda las causas secretas que no confesamos, pero tras estas hay todavía muchas otras más secretas que ni conocemos. La mayoría de nuestras acciones cotidianas son efecto de motivos ocultos, que escapan a nuestro conocimiento.

En la masa, opina Le Bon, desaparecen las adquisiciones de los individuos y, por tanto, su peculiaridad. Aflora el inconsciente racial, lo heterogéneo se hunde en lo homogéneo. Diríamos que la superestructura psíquica desarrollada tan diversamente en los distintos individuos es desmontada, despotenciada, y se pone al desnudo (se vuelve operante) el fundamento inconsciente, uniforme en todos ellos….

Le Bon:

“La primera de estas causas consiste en que dentro de la masa el individuo adquiere, por el sólo hecho del número, un sentimiento de poder invencible que le permite entregarse a instintos que, de estar solo, habría sujetado forzosamente. Y tendrá tanto menos motivo para controlarse cuanto que, por ser la masa anónima, y por ende irresponsable, desaparece totalmente el sentimiento de la responsabilidad que frena de continuo a los individuos”.

Desde nuestro punto de vista…..el individuo al entrar en la masa, queda sometido a condiciones que le permiten echar por tierra las represiones de sus mociones pulsionales inconscientes. Las propiedades en apariencia nueva que entonces se muestran son, justamente, las exteriorizaciones de eso inconsciente que sin duda contiene, como disposición (constitucional), toda la maldad del alma humana; en estas circunstancias, la desaparición de la conciencia moral o del sentimiento de responsabilidad no ofrece dificultad alguna para nuestra concepción…el núcleo de la llamada conciencia moral es la “angustia social”.

“Una segunda causa, el contagio…es preciso contarlo entre los fenómenos de índole hipnótica…..En la multitud, todo sentimiento y todo acto son contagiosos, y en grado tan alto que el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al interés colectivo. Esta actitud es enteramente contraria a su naturaleza, y el ser humano sólo es capaz de ella cuando integra una masa”.

“Una tercera causa….la sugestionabilidad”.

“…El individuo inmerso durante cierto lapso en una masa activa, muy pronto se encuentra – por efluvios que emanan de aquella o por alguna otra causa desconocida – en un estado singular, muy próximo a la fascinación en que cae el hipnotizado bajo la influencia del hipnotizador….La personalidad consciente ha desaparecido por completo, la voluntad y el discernimiento quedan abolidos. Sentimientos y pensamientos se orientan en la dirección que les imprime el hipnotozador. Tal es aproximadamente el estado del individuo perteneciente a una masa psicológica. No tiene ya conciencia de sus actos. En él, lo mismo que en el hipnotizado, al par que ciertas aptitudes se encuentran neutralizadas, otras pueden elevarse hasta un grado extremo de exaltación. Bajo la influencia de una sugestión, un impulso irresistible lo llevará a ejecutar ciertos actos. Y este impulso es todavía más irrefrenable en las masas que en el hipnotizado, porque siendo la sugestión idéntica para todos los individuos que la componen, se acrecienta por la reciprocidad.”

He citado tan por extenso a Le Bon porque quería demostrar que afirma realmente – y no lo aduce con mero propósito comparativo – el carácter hipnótico del estado del individuo dentro de la masa…

Acaso la mejor interpretación de su tesis consista en referir el contagio al  efecto que los miembros singulares de la masa ejercen unos sobre otros, mientras que los fenómenos de sugestión discernibles en la masa – equiparados por Le Bon al influjo hipnótico – remitirían a otra fuente. Pero, ¿a cuál?…él distingue de este influjo de fascinación, que deja en la sombra, el efecto de contagio que los individuos ejercen unos sobre otros y por el cual se refuerza la sugestión originaria…

“…Aislado, era quizás un individuo culto; en la masa es un bárbaro, vale decir, una criatura que actúa por instinto. Posee la espontaneidad, la violencia, el salvajismo y también el entusiasmo y el heroísmo de los seres primitivos”.

Le Bon se detiene particularmente en la merma de rendimiento intelectual experimentada por el individuo a raíz de su fusión en la masa.

El propio Le Bon nos indica el camino apuntando la coincidencia con la vida anímica de los primitivos y de los niños.

La masa es impulsiva, voluble, excitable. Es guiada casi con exclusividad por lo inconsciente. Los impulsos a que obedecen pueden ser, según las circunstancias, nobles o crueles, heroicos o cobardes; pero, en cualquier caso, son tan imprecisos que nunca se impone lo personal, ni siquiera el interés de la autoconservación…No soporta dilación entre su apetito y la realización de lo apetecido. Abriga un sentimiento de omnipotencia; el concepto de lo imposible desaparece para el individuo inmerso en la masa.

La masa es extraordinariamente influible y crédula…Los sentimientos de la masa son siempre muy simples y exaltados. Por eso no conoce la duda ni la certeza.

…la masa sólo es excitada por estímulos desmedidos. Quien quiera influirla no necesita presentarle argumentos lógicos; tiene que pintarle las imágenes más vivas, exagerar y repetir siempre lo mismo….

Para juzgar correctamente la moralidad de las masas es preciso tener en cuenta que al reunirse los individuos de la masa desaparecen todas las inhibiciones y son llamados a una libre satisfacción pulsional todos los instintos crueles, brutales, destructivos, que dormitan en el individuo como relictos del tiempo primordial. Pero, bajo el influjo de la sugestión, las masas son capaces también de elevadas muestras de abnegación , desinterés, consagración a un ideal.

Otros rasgos de la caracterización de Le Bon echan viva luz sobre la licitud de identificar el alma de las masas con el alma de los primitivos…

Además la masa está sujeta al poder verdaderamente mágico de las palabras¸estas provocan las más temibles tormentas en el alma de las masas, y pueden también apaciguarla. “De nada vale oponer la razón y los argumentos a ciertas palabras y fórmulas. Se las pronuncia con unción ante las masas, y al punto los rostros cobran una expresión respetuosa y las cabezas se inclinan. Muchos las consideran fuerzas naturales o poderes sobrenaturales.” No hace falta sino recordar el tabú de los nombres entre los primitivos. Los poderes mágicos que atribuyen a nombres y palabras…

Hallamos que para los neuróticos no vale la realidad objetiva, corriente, sino la realidad psíquica…….Así pues, lo mismo que en el sueño y en la hipnosis, en la actividad anímica de la masa el examen de realidad retrocede frente a la intensidad de las mociones de deseo afectivamente investidas…

Si la necesidad de la masa solicita un conductor, este tiene que responderle con ciertas propiedades personales. Para suscitar la creencia de la masa, él mismo tiene que estar fascinado por una intensa creencia (en una idea) debe poseer la voluntad poderosa, imponente, que la masa sin voluntad le acepta.

El prestigio es una suerte de imperio que ejerce sobre nosotros un individuo, una obra o una idea. Paraliza por completo nuestra capacidad de crítica y nos llena de asombro y respeto. A su juicio (Le Bon) provocaría un sentimiento semejante al de la fascinación en la hipnosis…..En todos los casos dicho prestigio se remonta al pasado, por lo cual nos ayudará poco a comprender aquel enigmático influjo. El prestigio personal adhiere a pocas personas, que en virtud de él se convierten en conductores, y hace que todos les obedezcan como por obra de un ensalmo magnético. No obstante todo prestigio depende también del éxito, y se pierde por el fracaso.

III. Otras apreciaciones de la vida anímica colectiva 

La exposición de Le Bon…..debemos agregar que ninguna de las tesis de este autor aporta nada verdaderamente nuevo.

…pero también es posible individualizar otras exteriorizaciones de la formación de la masa, opuestas por completo a aquellas, y de las cuales se deriva por fuerza una estimación mucho más alta del alma de las masas.

También Le Bon estaba dispuesto a admitir que, en ciertas circunstancias, la eticidad de las masas puede ser más alta que la de los individuos que la componen, y que sólo las colectividades son capaces de un altruísmo y una consagración elevados: “Mientras en el individuo aislado la ventaja personal es a menudo el móvil exclusivo, rara vez predomina en las masas”. Apuntan también que en estados excepcionales se produce en una colectividad el fenómeno de entusiasmo, que ha posibilitado los más grandiosos logros de las masas..

Pero también el alma de las masas es capaz de geniales creaciones espirituales, como lo prueban, en primer lugar, el lenguaje mismo, y además las canciones tradicionales, el folklore, etc. Por otra parte, no se sabe cuanto deben el pensador o el creador  literario individuales a la masa dentro de la cual viven; acaso no hagan sino consumar un trabajo anímico realizado simultáneamente por los demás.

Es probable que bajo el nombre de masas se hayan reunido formaciones muy diversas, que deberían separarse.

Le Bon y otros se refieren a masas efímeras…..Las afirmaciones opuestas provienen de la apreciación de aquellas masas o asociaciones estables a que los seres humanos consagran su vida y que se encarnan en las instituciones de la sociedad. Las masas de la primera variedad son con respecto a las de la segunda, por así decir, como las olas breves, pero altas, del mar con respecto a las mareas.

McDougall, quien en su libro The Group Mind (1920a)……halla su solución en el factor de la organización…..La condición que se requiere para que los miembros de una multitud de seres humanos agrupados por casualidad formen algo semejante a una masa en sentido psicológico es que esos individuos tengan algo en común, un interés común por un objeto, pareja orientación afectiva dentro de cierta situación y cierto grado de capacidad para influirse recíprocamente. Mientras más fuertes sena estas relaciones de comunidad, con tanto mayor facilidad se forma a partir de los individuos una masa psicológica, y tanto más llamativas son las manifestaciones de un “alma de la masa”.

Ahora bien, el fenómeno más notable…de la formación de la masa es el incremento de la afectividad que provoca en cada individuo.

Puede afirmarse, a juicio de McDougall, que los afectos de los hombres difícilmente alcanzan bajo otras condiciones la intensidad a que pueden llegar dentro de una masa; y en verdad es una sensación gozosa para sus miembros entregarse así, sin barreras, a sus pasiones, y de ese modo confundirse en la masa, perder el sentimiento de su individualidad.

El hecho es que los signos percibidos de un estado afectivo son aptos para provocar automáticamente el mismo efecto en quien los percibe. Y esta compulsión automática se vuelve tanto más fuerte cuanto más son las personas en que se nota simultáneamente el mismo afecto…..Pero con ello aumenta la excitación de esos otros que habían influido sobre él, y de tal suerte que se acrecienta, por inducción recíproca la carga afectiva de los individuos. Es innegable: opera ahí algo así como una compulsión a hacer lo mismo que otros, a ponerse en consonancia con los muchos.

Este mecanismo del incremento del afecto es favorecido aún por algunas otras influencias que parten de la masa…Por un momento reemplaza a la sociedad humana global, que es la portadora de autoridad, cuyos castigos se temen…Evidentemente es peligroso entrar en contradicción con ella; uno se siente seguro siguiendo el ejemplo de los demás y, llegado el caso, “aullando con la manada”…..podemos abrigar la esperanza de despejar así parte del oscuro problema que suele abarcarse con la enigmática palabra sugestión.

Tampoco McDougall cuestiona la tesis de la inhibición colectiva de la inteligencia dentro de la masa……los individuos son amedrentados por la masa y su trabajo de pensamiento no es libre, y porque en cada cual merma la concienia de la responsabilidad por sus obras.

A nuestro parecer, la condición que McDougall llama “organización” de la masa puede describirse más justificadamente de otro modo. La tarea consiste en procurar a la masa las mismas propiedades que eran características de del individuo y se le borraron por la formación de la masa. En efecto, el individuo poseía – fuera de la masa primitiva – su continuidad, su conciencia de sí, sus tradiciones y usos, su trabajo e inserción particulares, y se mantenía separado de otros con quienes rivalizaba. Esta especificidad es la que había perdido por un tiempo a raíz de su ingreso en la masa  no “organizada”. Y si de tal modo reconocemos que la meta es dotar a la masa con los atributos del individuo, nos viene a la memoria una sustanciosa observación de W. Trotter, quien discierne en la inclinación a formar masa una continuación biológica del carácter pluricelular de todos los organismos superiores.

  1. Sugestión y libido

Hemos partido del hecho básico de que en una masa el individuo experimenta, …. una alteración a menudo profunda de su actividad anímica. Su afectividad se acrecienta extraordinariamente, su rendimiento intelectual sufre una notable merma. Es evidente que ambos procesos apuntan a una nivelación con los otros individuos de la masa, resultado éste que sólo puede alcanzarse por la cancelación de las inhibiciones pulsionales propias de cada individuo.

…el hecho básico de la psicología de las masas: las 2 tesis del incremento del afecto y de la inhibición del pensamiento en la masa primitiva. Ahora nuestro interés consiste en hallar la explicación psicológica de ese cambio anímico que los individuos sufren en la masa.

….la palabra ensalmadora “sugestión”. Tarde la llama imitación.

..el prestigio no se exterioriza sino por su efecto, que es provocar sugestión.

…hay conocidas tesis sobre la imitación y el contagio.

¿porqué cedemos regularmente a ese contagio cuando formamos parte de la masa?…es el influjo sugestivo de la masa el que nos fuerza a obedecer a esa tendencia imitativa e induce en nosotros el afecto….las masas se distinguen por una particular sugestionabilidad.

Esto nos predispone a admitir el enunciado de que la sugestión (más correctamente: la sugestionabilidad sería un fenómeno primordial no susceptible de ulterior reducción, un hecho básico de la vida anímica de los seres humanos.

Ahora que vuelvo a abordar el enigma de la sugestión después de haber permanecido alejado de él durante 30 años, hallo que no ha variado en nada.

Pero no se dio esclarecimiento alguno sobre la naturaleza de la sugestión, esto es, las condiciones bajo las cuales se producen influjos sin una base lógica suficiente.

…intentaré aplicar al esclarecimiento de la psicología de las masas el concepto de libido…..Libido es una expresión tomada de la doctrina de la afectividad. Llamamos así a la energía, considerada como magnitud cuantitativa – aunque por ahora no medible – , de aquellas pulsiones que tienen que ver con todo lo que puede sintetizarse como “amor”….el amor cuya meta es la unión sexual.

… la indagación psicoanalítica nos ha enseñado que todas esas aspiraciones son la expresión de las mismas mociones pulsionales que entre los sexos esfuerzan en le sentido de la unión sexual; en otras constelaciones, es verdad, son esforzadas a apartarse de esa meta sexual o se les suspende su consecución, pero siempre conservan lo bastante de su naturaleza originaria como para que su identidad siga siendo reconocible (sacrificio de sí, búsqueda de aproximación).

Ensayemos, entonces, con esta premisa: vínculos de amor (o expresado de manera más neutra, lazos sentimentales) constituyen también la esencia del alma de las masas…Lo que correspondería a tales vínculos está oculto, evidentemente, tras la pantalla, tras el biombo, de la sugestión. Para empezar, nuestra expectativa se basa en 2 reflexiones someras. La primera, que evidentemente la masa se mantiene cohesionada en virtud de algún poder. ¿Y a qué poder podría adscribirse ese logro más que al Eros…? En segundo lugar, si el individuo resigna su peculiaridad en la masa y se deja sugerir por los otros, recibimos pa impresión de que lo hace porque siente la necesidad de estar de acuerdo con ellos, y no de oponérseles; quizás, entonces, “por amor de ellos”.

  1. Otras tareas y orientaciones de trabajo

Nos quedaría aún mucho que investigar y describir en cuanto a la morfología de las masas. Habría que partir de la comprobación de que una multitud de seres humanos no es una masa hasta que no se establecen en ella los mencionados lazos, pero debería admitirse que en cualquier multitud se manifiesta con harta facilidad la tendencia a la formación de una masa psicológica.

…son ligazones libidinales las que caracterizan a una masa.

Consideremos el modo en que los seres humanos en general se comportan afectivamente entre sí. Según el famoso símil de Schopenhauer sobre los puercoespines que se congelaban, ninguno soporta una aproximación demasiado íntima de los otros.

Pero toda esta intolerancia desaparece, de manera temporaria o duradera, por la formación de masa y en la masa. Mientras esta perdura o en la extensión que abarca, los individuos se comportan como si fueran homogéneos; toleran la especificidad del otro, se consideran como su igual y  no sienten repulsión alguna hacia él. De acuerdo con nuestros puntos de vista teóricos, una restricción asó del narcisismo sólo puede ser producida por este factor: una ligazón libidinosa con otras personas.

En las relaciones sociales entre los hombres ocurre lo mismo que la investigación psicoanalítica tiene averiguado para la vía de desarrollo de la libido individual. Esta se apuntala en la satisfacción de las grandes necesidades vitales, y escoge como sus primeros objetos a las personas que participan en dicho desarrollo. Y en el de la humanidad toda, al igual que en el del individuo, solamente el amor ha actuado como factor de cultura en el sentido de una vuelta del egoísmo en altruismo.

Por tanto, si en la masa aparecen restricciones del amor propio narcisista que no tienen efecto fuera de ella he ahí un indicio concluyente de que la esencia de la formación de masa consiste en ligazones libidinosas recíprocas de nuevo tipo entre sus miembros.

…¡Cuál es la índole de esas ligazones existentes en el interior de la masa?…en la masa…nos encontramos con pulsiones de amor que, sin actuar por eso de manera menos enérgica, están desviadas de sus metas originarias.

…dedicaremos mayor atención a estos fenómenos del enamoramiento, con la fundada expectativa de hallar en ellos relaciones trasferibles a los lazos interiores de las masas. Nos gustaría saber, además, si este tipo de investidura de objeto, tal como lo conocemos por la vía sexual, constituye el único modo de ligazón afectiva contra  otra persona, o si han de tomarse en cuenta también otros mecanismos de esa clase……otros mecanismos de ligazón afectiva: las llamadas identificaciones.

VII. La identificación

El psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. Desempeña un papel en la prehistoria del Complejo de Edipo.

…nos encontramos con el proceso de que la psicología llama empatía y que desempeña l parte principal en nuestra comprensión del yo ajeno, el de las otras personas.

VIII. Enamoramiento e hipnosis 

…En el marco de este enamoramiento, nos ha llamado la atención desde el comienzo el fenómeno de la sobrestimación sexual: el hecho de que el objeto amado goza de cierta exención de la crítica, sus cualidades son mucho más que estimadas que en las personas a quienes no se ama o que en ese mismo objeto en la época en que no era amado.

…El afán que aquí falsea al juicio es el de la idealización. Pero esto nos permite orientarnos mejor; discernimos que el objeto es tratado como el yo propio, y por tanto en el enamoramiento afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista….Se ama en virtud de perfecciones a que se ha espirado para el yo propio y que ahora a uno le gustaría procurarse, para satisfacer su narcisismo, por este rodeo.

….el yo resigna cada vez más todo reclamo, se vuelve más modesto, al par que el objeto se hace más grandioso y valioso; al final llega a poseer todo el amor de sí mismo del yo, y la consecuencia natural es el autosacrificio de éste. El objeto, por así decir, ha devorado al yo. Rasgos de humillación, restricción del narcisicmo, perjuicio de sí, están presentes en todos los casos de enamoramiento; en los extremos, no hacen más que intensificarse y, por el relegamiento de las pretensiones sensuales, ejercen una dominación exclusiva.

…Contemporáneamente asta “entrega” del yo al objeto, que ya no se distingue más de la entrega sublimada a una idea abstracta, fallan por entero las funciones que recaen sobre el ideal del yo……El objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo.

Ahora es fácil describir la diferencia entre identificación y enamoramiento….En la primera, el yo se ha enriquecido con las propiedades del objeto, lo ha “introyectado”, según una expresión de Ferenczi. En el segundo, se ha empobrecido, se ha entregado al objeto, le ha concedido el lugar de su ingrediente más importante…..En el caso de la identificación, el objeto se ha perdido o se ha resignado; después se lo vuelve a erigir en el interior del yo, y el yo se altera parcialmente según el modelo del objeto perdido. En el otro el objeto se ha mantenido y es sobreinvestido  como tal por el yo a sus expensas….la esencia de este estado de cosas está contenida en otra alternativa, a saber: que el objeto se ponga en el lugar del yo o en el ideal del yo.

El trecho que separa el enamoramiento de la hipnosis no es, evidentemente, muy grande. Las coincidencias son llamativas. La misma sumisión humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto amado….el hipnotizador ha ocupado el lugar del ideal del yo….El hipnotizador es el onjeto único: no se repara en ningún otro además de él. Lo que él pide y asevera es vivenciado oníricamente por el yo; esto nos advierte que hemos descuidado mencionar, entre las funciones del ideal del yo, el ejercicio del examen de realidad.

…. el vínculo hipnótico es una formación de masa de 2….De la compleja ensambladura de la masa ella aísla un elemento: el comportamiento del individuo de la masa frente al conductor.

La hipnosis nos resolvería de plano el enigma de la constitución libidinosa de una masa si no contuviera rasgos que hasta ahora se han sustraído de un esclarecimiento acorde a la ratio, en cuanto estado de enamoramiento que excluye aspiraciones directamente sexuales….Contiene un suplemento de parálisis que proviene de la relación entre una persona de mayor poder y una impotente, desamparada, lo cual acaso nos remite a la hipnosis por terror en los animales.

…las elucidaciones anteriores nos han preparado acabadamente para indicar la fórmula de la constitución libidinosa de una masa; al menos, de una masa del tipo considerado hasta aquí, vale decir, que tiene un conductor y no ha podido adquirir secundariamente, por un exceso de “organización” las propiedades de un individuo. Una masa primaria de ésta índole es una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han identificado entre sí en su yo.

  1. El instinto gregario

Por poco tiempo gozaremos de la ilusión de haber resuelto…el enigma de la masa. No podrá menos que desasosegarnos el advertir enseguida que no hemos hecho, en lo esencial, sino remitirnos al enigma de la hipnosis.

…las extensas ligazones afectivas que discernimos en la masa bastan por sí solas para explicar uno de sus caracteres: la falta de autonomía y de iniciativa en el individuo, la uniformidad de su reacción con la de todos los otros, su rebajamiento a individuo – masa, por así decir. Pero si la consideramos como un todo, la masa exige algo más: los rasgos de debilitamiento de la actividad intelectual, desinhibición de los afectos, incapacidad de moderarse y de diferir la acción, tendencia a transgredir todas las barreras en la exteriorización de los sentimientos y a su total descarga en la acción; estos rasgos y otros semejantes, que hallamos pintados de manera tan plástica en Le Bon, presentan un cuadro inequívoco de regresión de la actividad anímica a un estadio anterior, como no nos sorprende hallar entre los salvajes o los niños. Una regresión de esta índole pertenece de manera particular a la esencia de las masas comunes, miesntras que, según sabemos, en las de lata organización, artificiales, se las puede detener en buena medida.

Así recibimos la impresión de un estado en que la moción afectiva del individuo y su acto intelectual personal son demasiado débiles para hacerse vales por si solos, viéndose obligados a aguardar su potenciación por la repetición uniforme de parte de los otros. Esto nos trae a la memoria cuantos fenómenos de dependencia de esta índole forman parte de la constitución normal de la sociedad humana, cuán poca originalidad y valentía personal hallamos en ella, cuán dominados están los individuos por aquellas actitudes de un alma de las masas que se presentan como propiedades de la raza, prejuicios del estamento, opinión pública, etc.

Y el enigma del influjo sugestivo aumenta para nosotros si concedemos que no sólo puede ejercerlo el conductor, sino cualquier individuo sobre otro; y nos reprochamos haber destacado de manera unilateral el vínculo con el conductor, omitiendo indebidamente el otro factor, el de la sugestión recíproca.

…nos inclinamos a obedecer a otra voz…La tomo del inteligente libro de W. Trotter (1916) sobre el instinto gregario…..

Los fenómenos anímicos que se han descripto en la masa los deriva Trotter de un instinto gregario innato en el hombre  como en otras especies animales. Esta proclividad gregaria es, desde el punto de vista biológico, una analogía y por así decir una prosecución del carácter pluricelular; en los términos de la teoría de la libido, es otra expresión de la tendencia de todos los seres vivos de la misma especie, tendencia que arranca de la libido, a formar unidades cada vez más amplias. El individuo se siente incompleto cuando está solo…Oponerse al rebaño equivale a separarse de él, y por eso se lo evitará con angustia. Ahora bien, el rebaño desautoriza todo lo nuevo, lo inhabitual. El instinto gregario sería algo primario, no susceptible de ulterior descomposición.

Trotter consigna la serie de las pulsiones (o instintos) que él acepta como primarias: las pulsiones de autoconservación, de nutrición, sexual y gregaria. Esta última se ve a menudo con la coyuntura de oponerse a las otras…Trotter hace partir, asimismo, del instinto gregaria las fuerzas represoras que el psicoanálisis ha pesquisado en el yo, y por tanto también las resistencias con que el médico tropieza en el tratamiento psicoanalítico. El lenguaje debería su importancia al su actitud para vehiculizar el entendimiento recíproco dentro del rebaño, y sobre él descansaría en buena parte la identificación de los individuos unos son otros.

….Para Trotter, empero, no se requiere derivar de otra cosa la pulsión gregaria, pues la define como primaria y no susceptible de ulterior descomposición. Observa de paso que Boris Sidis deduce la pulsión gregaria de la sugestionabilidad…..la sugestionabilidad es un retoño del instinto gregario.

…se puede objetar a Trotter que no atiende suficientemente al papel del conductor dentro de la masa; nosotros, en cambio nos inclinamos más bien por el juicio opuesto, a saber, que la esencia de la masa no puede concebirse descuidando al conductor. El instinto gregario no deja sitio alguno al conductor; éste se añade al rebaño sólo de manera contingente…..es posible pulverizar la posición de Trotter en el campo psicológico; vale decir, puede demostrarse que es por lo menos probable que la pulsión gregaria no sea indescomponible, no sea primaria en el sentido en que lo son las pulsiones de autoconservación y sexual.

No es fácil, desde luego, perseguir la ontogénesis de la pulsión gregaria. La angustia que siente el niño pequeño cuando lo dejan solo…es la expresión de una añoranza incumplida, con la cual el niño no atina a hacer otra cosa que mudarla en angustia…..por largo tiempo no se observa en el niño nada de un instinto gregario o sentimiento de masa. Este se forma únicamente cuando los niños son muchos en una misma casa, y a partir de su relación con los padres; y se forma, en verdad, como reacción frente a la envidia incipiente con que el niño mayor recibe al más pequeño. Aquél, por celos, querría sin duda desalojar al recién llegado…pero en vista de que este niño…es amado por los padres de igual moso, y por la imposibilidad de perseverar en su actitud hostil sin perjudicarse, es compelido a identificarse con los otros niños, y allí se forma en la cuadrilla infantil un sentimiento de masa o de comunidad, que después, en la escuela, halla su ulterior desarrollo. La primera exigencia de esta formación reactiva es la de la justicia, al trato igual para todos. Conocidas son la vehemencia y el rigor con que esta exigencia se expresa en la escuela. Si uno mismo no puede ser el preferido, entonces ningún otro deberá serlo. Esta trasmudación y sustitución de los celos por un sentimiento de masa en el cuarto de los niños y en el aula escolar podría juzgarse inverosímil si más tarde, y bajo otras circunstancias, no volviera a observarse el mismo proceso…..Rivales al comienzo, han podido identificarse entre sí, por su parejo amor hacia el mismo objeto.

Lo que más tarde hallamos activo en la sociedad en calidad de espíritu comunitario, no desmiente este linaje suyo, el de la envidia originaria. Ninguno debe querer destacarse, todos tiene que ser iguales y poseer lo mismo. La justicia social quiere decir que uno se deniega muchas cosas para que también los otros deban renunciar a ellas o, lo que es lo mismo, no puedan exigirlas. Esta exigencia de igualdad es la raíz de la conciencia moral social y del sentimiento del deber. Inesperadamente, se revela en la angustia de infección de los sifilíticos….La angustia de estos pobres diablos proviene de su violenta lucha contra el deseo inconsciente de propagar su infección a los demás; en efecto, ¿porqué debían estar infectados ellos solos, y apartados de tantos otros?.

El sentimiento social, descansa, pues en el cambio de un sentimiento primero hostil en una ligazón de cuño positivo, de la índole de una identificación. Hasta donde hoy podemos penetrar este proceso, dicho cambio parece consumarse bajo el influjo de una ligazón tierna común con una persona situada fuera de la masa.

Pero no olvidemos que la exigencia de igualdad de la masa sólo vale para los individuos que la forman, no para el conductor. Todos los individuos debe ser iguales entre sí, pero todos quieren ser gobernados por uno. Mucho iguales, que pueden identificarse entre sí, y un único superior a todos ellos: he aquí la situación que hallamos realizada en la masa capaz de sobrevivir. Osemos por eso corregir el enunciado de Trotter según el cual el ser humano es un animal gregario, diciendo que es más bien un animal de horda, el miembro de una horda dirigida por un jefe.

  1. La masa y la horda primordial

Las masa humanas vuelven a mostrarnos la imagen familiar del individuo hiperfuerte en medio de una cuadrilla de compañeros iguales, esa misma imagen contenida en nuestra representación del la horda primordial. La psicología de estas masas…….responde a un estado de regresión a una actividad anímica primitiva, como la que adscribíamos justamente a la horda primordial.[2]

…la masa se nos aparece como un renacimiento de la horda primordial. Así como el hombre primordial se conserva virtualmente en cada individuo, de igual modo la horda primordial se restablece a partir de una multitud cualquiera de seres humanos; en la medida en que estos se encuentran de manera habitual gobernados por la formación de masa, reconocemos la persistencia de la horda primordial en ella. Tenemos que inferir que la psicología de la masa es la psicología más antigua del ser humano; lo que hemos aislado como psicología individual, dejando de lado todos los restos de masa, se perfiló más tarde, poco a poco, y por así decir sólo parcialmente a partir de la antigua psicología de la masa.

….La psicología individual tiene que ser por lo menos tan antigua como la psicología de masa, pues desde el comienzo hubo 2 psicologías: la de los individuos de la masa y la del padre, jefe conductor. Los individuos estaban ligados del mismo modo que los hallamos hoy, pero el padre de la horda primordial era libre…….En consecuencia, suponemos que su yo estaba poco ligado libidinosamente, no amaba a nadie fuera de sí mismo, y amaba a los otros sólo en la medida en que servían a sus necesidades. Su yo no daba a los objetos nada en exceso.

….Todavía hoy los individuos de la masa han menester el espejismo que su conductor  los ama de manera igual y justa; pero al conductor mismo no le hace falta amar a ningún otro, puede ser de naturaleza señorial, absolutamente narcisista, pero seguro de sí y autónomo.

El padre primordial de la horda no era todavía inmortal, como pasó a serlo más tarde por divinización. Cuando moría debía ser sustituido; lo reemplazaba probablemente un hijo más joven que hasta entonces había sido individuo – masa como los demás. Por lo tanto, tuvo que existir la posibilidad de trasformar la psicología de masa en psicología individual…..Los compelió, por así decir, a la psicología de masa. Sus celos sexuales y su intolerancia pasaron a ser, en último análisis, la causa de la psicología de la masa.

Al que fue so continuador se le abrió también la posibilidad de la satisfacción sexual y, por tanto, la de salir de las condiciones de la psicología de masa. La fijación de la libido a la hembra, la posibilidad de satisfacerse sin dilación y sin almacenamiento, pusieron fin a la significatividad de las aspiraciones sexuales de meta inhibida e hicieron que el narcisismo fuera incremetándose en esa misma medida.

Pero todavía esperamos algo más de la reconducción de la masa a la horda primordial. Debe allanarnos lo que hay aún de misterioso y no comprendido en la formación de masa, y que se oculta tras las enigmáticas palabras de “hipnosis” y “sugestión”….Recordemos que la hipnosis contiene algo directamente ominoso; ahora bien, el carácter de lo ominoso apunta a algo antiguo y familiar que cayó bajo la represión. Reparemos en el modo en que se inicia la hipnosis. El hipnotizador afirma encontrarse en posición de un poder misterioso que arrebata al sujeto su voluntad, o, lo que es lo mismo, el sujeto cree eso de él. Este poder misterioso – que popularmente sigue designándose a menudo como magnetismo animal – tiene que ser el mismo que los primitivos consideraban fuente de tabú, el mismo que irradian leyes y caciques y vuelve peligroso acercárseles (el “mana”).

…..Todavía Moisés tiene que hacer de intermediario entre su pueblo y Jehová, pues el pueblo no soportaría la visión de Dios; así estuvo en presencia de El, y cuando regresó su rostro despedía rayos: una parte del “mana” se había trasferido a él, como le ocurre al intermediario entre los primitivos.

…es posible provocar la hipnosis también por otras vías, lo cual es despistante y ha dado ocasión a teorías fisiológicas insuficientes. Por ejemplo, la fijación de la vista en un objeto brillante, o la audición de un ruido monótono.

Pero al par que el hipnotizador evita que el pensar consciente del sujeto se dirija sobre sus propósitos…ocurre que inconscientemente concentran en verdad toda su atención sobre el hipnotizador, se entrega a la actitud del rapport, de la trasferencia, con el hipnotizador.

Ferenczi…Creyó poder distinguir 2 clases de hipnosis: una zalamera y apaciguadora, que atribuyó al modelo materno, y una amenazadora que imputó al padre.

Mediante sus manejos, el hipnotizador despierta en el sujeto una porción de su herencia arcaica que había transigido también con sus progenitores y que experimentó en la relación con el padre una reanimación individual….Es que sólo así podemos concebir la relación de un individuo de la horda primordial con el padre primordial. Como lo sabemos por otras reacciones, el individuo ha conservado un grado variable de aptitud personal para revivir esas situaciones antiguas….

El carácter ominoso y compulsivo de la formación de masa, que sale a la luz en sus fenómenos sugestivos, puede reconducirse entonces, con todo derecho hasta la horda primordial. El conductor de la masa sigue siendo el temido padre primordial; la masa quiere siempre ser gobernada por un poder irrestricto, tiene un ansia extrema de autoridad: según la expresión de Le Bon sed de sometimiento. El padre primordial es el ideal de la masa, que gobierna al yo en reemplazo del ideal del yo. Hay buenos fundamentos para llamar a la hipnosis una masa de 2; en cuanto a la sugestión, le cabe esta definición; es un convencimiento que no se basa en la percepción ni en el trabajo de pensamiento, sino en una ligazón erótica.[3]

  1. Un grado en el interior del yo

…se nos presenta el asombroso fenómeno: desaparece sin dejar huellas, si bien sólo temporariamente, justo aquello que hemos reconocido como el desarrollo individual.

Comprendimos ese asombroso fenómeno diciendo que el individuo resigna su ideal del yo y lo permuta por el ideal de la masa corporizado en el conductor.

Siempre se produce una sensación de triunfo cuando en el yo algo coincide con el ideal del yo. Además, el sentimiento de culpa (y el sentimiento de inferioridad) puede comprenderse como expresión de la tensión entre el yo y el ideal.

XII. Apéndice

…sería posible indicar en el desarrollo anímico de la humanidad el punto en que se consumó, también para los individuos, el progreso dela psicología de masa a la psicología individual.

El héroe pretende haber sido el único autor de la hazaña que sin duda sólo la horda como un todo osó perpetrar….

El mito es , por tanto, aquel paso con que el individuo se sale de la psicología de masa. El primer mito fue, con seguridad, el psicológico: el mito del héroe; el mito explicativo de la naturaleza debe de haber aparecido mucho después.

Aún donde se forman masas mixtas de hombres y mujeres, la diferencia entre los sexos no desempeña papel alguno. Apenas tiene sentido preguntar si la libido que cohesiona a las masas es de naturaleza homosexual o heterosexual, pues no se encuentra diferencia según los sexos y prescinde, en particular, de las metas dela organización genital de la libido.

Ambos estados, hipnosis y formación de masa, son sedimentaciones hereditarias que provienen de la filogénesis de la libido humana: la hipnosis como disposición, la masa además como relicto directo. La sustitución de las aspiraciones sexuales directas por las de meta inhibida promueve en ambas la separación entre el yo y el ideal del yo, dela que ya en el enamoramiento hay un comienzo. La neurosis cae fuera de esta serie.

[1] El acertijo de San Cristobal que aparece…ya había sido citado por Freud 30 años atrás, en su reseña

(1889 a) del libro de Forel (1889 b) sobre el hipnotismo.

[2] …La voluntad del individuo era demasiado débil, no se atrevía a la acción. No sobrevenían otros impulsos que los colectivos, existía sólo una voluntad común, no una singular. La representación no osaba trasponerse en voluntad cuando se sentía fortalecida por la percepción de su difusión general. Esta debilidad de la representación encuentra su explicación en la intensidad de la ligazón afectiva común a todos, pero la semejanza de las circunstancias vitales y la falta de una propiedad privada se sumaban para determinar la uniformidad de los actos anímicos de los individuos.

[3] ….Nosotros llegamos a la conclusión de que la sugestión es un fenómeno parcial del estado hipnótico, que tiene su buen fundamento en una disposición que se conserva inconsciente desde la historia primordial de la familia humana.

Autor: Sigmund Freud – Amorrortu editores – tomo XVIII



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