«Ecuador no veía bien, así que no nos divirtió mucho ganar por goleada. Ahora México también tuvo varios problemas y le ganamos por 12 a 3.»
El comentario llega desde las antípodas del planeta firmado por el matemático argentino Hugo Scolnik, pero no se refiere a una práctica de la selección de Bielsa, sino a jugadores con piel de metal y músculos de silicio: son los robots del grupo de la Facultad de Ciencias Exactas que representa a la Argentina en el Campeonato Mundial de Fútbol Robótico de Corea.
Después de dos victorias aplastantes -la de anteayer, contra Ecuador, fue de 19 a 2-, el conjunto de 15 investigadores y alumnos avanzados de ciencias de la computación que por primera vez participa en la competencia está dejando boquiabiertos a sus contrincantes por su estatura científica.
Es que los cracks de este equipo -robots que toman decisiones autónomas acerca de lo que deben hacer en la cancha- no se agotan en el juego: sirven para poner a prueba algunos de los más complejos desarrollos de la inteligencia artificial.
«Nuestro equipo jugó superbien, hizo jugadas hermosas y provocó muchísimos comentarios -dice Scolnik-. Los coreanos no podían creer que nunca hubiéramos competido. Juegan de una forma arrasadora, nos dijeron. El director del equipo de los Estados Unidos también nos felicitó porque tuvimos un control increíble del partido.»
Sin embargo, no faltaron los inconvenientes. «Uno de los problemas que tuvimos que resolver fue el de la iluminación -cuenta-. No cumplieron con las especificaciones técnicas que estipulaban determinada intensidad de luz homogénea en toda la cancha. Además, cuando trajeron el campo de juego no entraba y hubo que ponerlo girado (si los argentinos hubiésemos hecho algo así todos hablarían del subdesarrollo…). Por suerte cuando diseñamos el sistema de visión anticipamos que habría alteraciones. Eso nos trajo una ventaja importante.»
Aunque la performance del equipo hasta ahora fue impecable, los científicos ya están tomando nota de sus debilidades. «México nos metió un buen gol, pero los otros dos fueron en contra. Después vimos que era por problemas de visión derivados de los colores utilizados y la iluminación de la cancha. Por supuesto que estamos pensando alternativas.»
Simulación, 5 a 0
El equipo argentino también se lució en otra categoría, llamada Simulación, en la que los jugadores, la pelota y la cancha son virtuales: todo sucede dentro de una computadora que recrea el estadio. Con una victoria sobre Ecuador por 5 a 0 , ya pasó a las rondas finales.
«Los simuladores se usan para poder separar las cuestiones físicas de las cuestiones lógicas; es decir, para concentrarse en el estudio de estrategias, decisiones y control, dejando de lado los problemas de visión, comunicación y control físico de los aparatos -explica Héctor Fassi, que junto con Claudia Castelo y Flavio Scarpettini fueron los que dieron el puntapié inicial del equipo-. Si se piensa en todas las variantes y situaciones que se presentan durante un partido se entiende por qué se eligió al fútbol como un desafío para la investigación científica.»
Mañana, en Seúl, los robots argentinos jugarán un partido clave. En el campo contrario tendrán a un equipo de China, país que detenta el título mundial. Scolnik no se engaña: «Ahora las cosas se ponen serias -comenta-. Tenemos que enfriar el clásico exitismo argentino. Jugamos muy bien, tenemos errores, desde ya que podríamos cambiar cosas, pero sin probarlas en serio es aventurado. Ahora vienen los partidos en rápida sucesión y no hay tiempo».
Pero enseguida agrega, orgulloso y esperanzado: «Nuestro equipo humano es una maravilla. Hay que verlos a los chicos cuando hay problemas, resuelven las cosas a una velocidad increíble. Llegaremos hasta donde podamos».
Fuente: La Nación