Pedro Jaureguiberry, cordobés, investigador del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal del Conicet–Universidad Nacional de Córdoba, es el nuevo “Premio Nobel de Ecología”. Esa es la forma en que se llama a quien obtiene el Frontiers Planet, uno de los reconocimientos más importantes en el campo de la sostenibilidad y la conservación de la biodiversidad. Ganó por un estudio, en colaboración con un equipo internacional, en el que identificó los principales factores humanos que influyen en la disminución de la biodiversidad: son el cambio en el uso de la tierra y el mar y la explotación directa de recursos naturales.
El premio fue anunciado este último miércoles, durante el Simposio Villars en Suiza. El equipo del argentino fue seleccionado entre los 23 campeones nacionales de la segunda edición del concurso internacional de ciencias de la sostenibilidad. El Frontiers Planet dota de alrededor de un millón de francos suizos (el equivalente a unos US$1,1 millones) para “facilitar y acelerar la investigación y el desarrollo” del trabajo de los ganadores.
“He participado como miembro del equipo en 16 proyectos de investigación desde 2005, la mayoría de ellos con un fuerte enfoque socioecológico y multidisciplinario –cuenta en su presentación en Linkedin–. Los proyectos se enfocaron en vincular aspectos ecológicos como la biodiversidad, los rasgos funcionales de las plantas y las características ambientales, con las percepciones de los actores sociales sobre los procesos y servicios de los ecosistemas y la resiliencia de los sistemas socioecológicos”.
Fue la Academia Nacional de Ciencias la que lo postuló para el Frontiers Planet, cuyo jurado está integrado por 100 científicos de todo el mundo. En una entrevista con UNCiencia, explicó que en el trabajo premiado demostraron “claramente que, a nivel global, el cambio en el uso de la tierra y el mar y la explotación directa han sido los dos impulsores dominantes de la pérdida global de biodiversidad en las últimas décadas”. La importancia de estos factores en los cambios “puede variar notablemente dependiendo de la escala y del contexto de análisis considerado”.
“Los conocimientos de nuestra investigación -añadió- son claves para informar políticas efectivas y para una acción transformadora. Nuestro estudio ha contribuido directamente a la política intergubernamental, inspirando en gran medida la identificación y clasificación de impulsores directos” en el nuevo Marco Global de Biodiversidad (MGB) Post-2020 delineado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).
Enfatizó que la pérdida de biodiversidad “no solo socava la resiliencia y estabilidad de los ecosistemas, sino que también amenaza la provisión de servicios ecosistémicos fundamentales para el bienestar humano, como el aire limpio, el agua y los alimentos”. En esa charla resaltó la importancia de la “colaboración interdisciplinaria” y la necesidad de involucrar a diversas partes interesadas en iniciativas de manejo y conservación. El trabajo premiado fue publicado en noviembre de 2022.
Nacido en Colonia Caroya, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba, desde la época de sus estudios secundarios se sintió atraído por las ciencias naturales: “Me atrajo la ecología a nivel de comunidades y ecosistemas, especialmente cómo estos son moldeados por diferentes disturbios”, sintetizó.
Su tesis doctoral en la UNC se centró en la relación entre los rasgos funcionales de las plantas, la inflamabilidad y la respuesta al fuego de las especies vegetales dominantes en la región del Chaco árido, en el centro de la Argentina.
Con 44 años, Jaureguiberry fue discípulo de la bióloga cordobesa Sandra Díaz, de larga trayectoria en el área de la ecología vegetal y la biodiversidad, quien en 2019 fue designada fellow member de la Royal Society, una de las entidades científicas más antiguas del mundo con 365 años de existencia y sede en Londres. Díaz copresidió el Informe Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de las Naciones Unidas (Ipbes) y fue incluida por la revista Nature entre las 10 figuras científicas más importantes de 2019.
Jaureguiberry subrayó la necesidad de seguir avanzando en la investigación para cerrar las brechas de conocimiento actuales y promover un futuro sostenible: “Las brechas de conocimiento que identificamos pueden servir como desencadenantes para futuros estudios. Un enfoque exhaustivo de estos temas producirá una imagen cada vez más clara del problema, pero fundamentalmente, será una contribución clave para trabajar hacia opciones para un futuro sostenible para el planeta”.
Fuente: La Nación.
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