* Los investigadores descubrieron una sustancia, llamada bourgeonal , que los atrae
* Otra, llamada undecanal, bloquea la atracción
¿Cómo se las arreglan los espermatozoides para encontrar el camino hacia el óvulo?
Si el trabajo que hoy se publica en Science está en lo cierto, la respuesta a esta pregunta -y a una de las incógnitas de la reproducción humana- es asombrosa: ¡por el olfato!
En efecto, científicos alemanes y norteamericanos descubrieron receptores olfatorios en la superficie de las células espermáticas que, ante la presencia de una sustancia bautizada como bourgeonal, desencadenan una serie de acontecimientos fisiológicos que resultan en el movimiento de los espermatozoides hacia los sitios donde existen mayores concentraciones de esta sustancia atractiva.
Los investigadores sabían, desde hace más de una década, que existen alrededor de mil genes de vertebrados que regulan la síntesis de proteínas que funcionan como receptores olfatorios y que estos receptores, a pesar de su nombre, también residen en tejidos diferentes de aquellos involucrados directamente en el olfato. Entre éstos, varios se expresan en los espermatozoides humanos.
Un receptor olfatorio puede teóricamente responder a un extenso repertorio de estímulos. El identificado por Marc Spehr, de la Universidad Bochum-Ruhr, en Alemania, y sus colegas, se denomina hOR17-4, y desencadena el movimiento de los espermatozoides hacia la sustancia que los atrae, el bourgeonal.
«Este nuevo receptor es miembro de una familia que se expresa principalmente en las neuronas sensoriales de la nariz -explicó Spehr-. Desde ese punto de vista, los humanos tienen células espermáticas que pueden oler el compuesto que las atrae.»
Dado que, según este nuevo estudio, activando el receptor para el bourgeonal se logra que los espermatozoides se dirijan hacia un blanco, los investigadores confían en que la adecuada comprensión de las capacidades olfatorias de los espermatozoides puede conducir a nuevas soluciones en los tratamientos de anticoncepción y fertilidad.
«No esperábamos dar con un receptor para quimioatracción, y éste es el mejor que podíamos encontrar», dijo Marc Spehr, que además subrayó que uno de los próximos pasos es identificar un equivalente del bourgeonal producido naturalmente por las mujeres.
Los científicos no saben todavía si el óvulo en sí mismo produce una sustancia similar al bourgeonal que atrae a los espermatozoides o si ésta se produce en otra parte del tracto reproductivo femenino.
«Si, al menos en parte, un equivalente natural del bourgeonal es responsable de la travesía exitosa de los espermatozoides fértiles, entonces debería ser posible utilizar bourgeonal en los tratamientos de fertilización in vitro», especuló Spehr. Algunas de las dificultadas que surgen en los tratamientos de fertilización in vitro están relacionadas con la calidad de los espermatozoides. En el futuro, el bourgeonal podría ser utilizado para individualizar los espermatozoides más rápidos y con mayor motilidad que se requieren para la fertilización.
Por otro lado, los investigadores también identificaron un compuesto antagonista, llamado undecanal , que parece bloquear el efecto del bourgeonal e inhibe la respuesta quimiosensorial en las células espermáticas.
«Actualmente, uno de los problemas en anticoncepción es el uso de hormonas. Si el undecanal puede inhibir la comunicación entre óvulo y espermatozoide, la droga podría utilizarse para prevenir embarazos no deseados», afirmó Spehr.
Capacitación
* «Siempre se presumió que debía existir un juego entre el espermatozoide y una serie de sustancias producidas por el óvulo, pero hasta ahora no se había tenido precisión acerca de cuáles podían ser -explica el doctor Ramiro Quintana, del Ifer-. Desde el punto de vista clínico, sabemos que los espermatozoides no están en condiciones de fecundar el óvulo inmediatamente después de la eyaculación: la nadada hasta el óvulo requiere de un proceso que llamamos capacitación , y que se da dentro del útero femenino. Se podría decir que este mecanismo hasta tiene un matiz filosófico… Dentro de esos procesos de capacitación, puede ser que alguno incluya la de orientarse nadando hacia el óvulo.»
Fuente: La Nación – Ciencia y Salud