Las agencias espaciales norteamericana (NASA) y europea (ESA) observaron en las última semanas una «significativa» caída de los niveles de dióxido de nitrógeno en el espacio aéreo chino como consecuencia del brote de coronavirus.
Según explica la propia agencia espacial, esto está en parte relacionado con la expansión del Covid-19 y, concretamente, con las medidas que ha tomado el gobierno chino para evitar más contagios y muertes en el país.
A recordar: el 23 de enero, el gobierno chino cerró el transporte desde y hacia Wuhan, el foco de la epidemia, para reducir la expansión del virus, en lo que fue la primera de distintas medidas severas que se tomaron en el país asiático y en otros lugares del mundo.
Ahora, la NASA ha publicado varios mapas donde se comparan los niveles de contaminación entre el 1 y el 20 de enero y entre el 10 y el 25 de febrero.
También se dieron a conocer imágenes aéreas tomadas por satélites donde se comparan los niveles de polución en Wuhan entre enero y febrero de 2019 y los de 2020.
El dióxido de nitrógeno, un gas nocivo
La calidad del aire es un problema grave en la sociedad china. Son conocidos sus densos paisajes de polución, en particular en las zonas industriales, que provocan graves enfermedades respiratorias a la población.
Uno de los gases que más predominan es el dióxido de nitrógeno, un gas nocivo emitido por vehículos automotores, plantas de energía e instalaciones industriales, pero que ahora ha descendido de forma notoria.
«Esta es la primera vez que veo una caída tan dramática en un área tan amplia para un evento específico», sostuvo la investigadora de la calidad del aire en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, Fei Liu.
La experta recuerda haber visto una caída parecida en varios países durante la recesión económica que comenzó en 2008, pero la disminución fue mucho más gradual.
Los científicos también observaron una reducción significativa alrededor de Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008. El efecto, no obstante, se localizó principalmente en esa ciudad, y los niveles de contaminación aumentaron nuevamente una vez que terminaron los Juegos Olímpicos. Pero nada a esta escala.