La disfunción olfatoria en la esquizofrenia: un resumen cualitativo y cuantitativo

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Existe cada vez más evidencia que sugiere que la esquizofrenia es un desorden que afecta a los sistemas temporales-límbicos.

Los estudios de imágenes neuropsicológicos, estructurales y funcionales muestran alteraciones severas en la memoria y atención y anormalidades neuroanatómicas y fisiológicas en el lóbulo temporal y frontal por debajo de estos dominios cognitivos. 

La olfacción, que es relativamente ignorada, resulta ser una sonda útil de la fisiología del sistema límbico frontal y temporal.  El procesamiento olfativo está mediado por las estructuras neuroanatómicas límbicas que han estado implicadas en la fisiopatología de la esquizofrenia, particularmente la corteza prefrontal, el lóbulo ventromedial y el diencéfalo.  Contrariamente a una consideración inicial de la olfacción como un sistema circunscrito y aislado, existen razones para pensar que la olfacción está vinculada con muchos dominios cognitivos y emocionales importantes con los cuales comparte conectividad y sustratos.  El sistema olfatorio es único ya que existen pocas sinápsis entre los receptores y la corteza olfatoria primaria, convirtiéndolo en uno de los vínculos más directos entre el cerebro y el medio ambiente.   Varios estudios han demostrado que los pacientes con esquizofrenia exhiben déficits en la función olfatoria.  Estos déficits se observan tempranamente en el curso de la enfermedad, pero están fuertemente correlacionados con la duración de la enfermedad.  El uso de neurolépticos, el uso de tabaco, los déficits cognitivos y la severidad de la enfermedad no parecen vinculados con esta anormalidad. 

Neuroanatomía del Sistema Olfatorio

El procesamiento olfatorio está mediado por un set de estructuras límbicas que han sido implicadas en la fisiopatología de la esquizofrenia, particularmente la corteza prefrontal, el lóbulo temporal ventromedial y el diencéfalo.  En resumen, los odorantes toman contacto con el sistema olfatorio cuando un flujo de aire penetra por las narinas.  El aire es calentado, humidificado, y filtrado a medida que atraviesa la mucosa en la porción superior de la cavidad nasal.  El primer nervio craneal está constituido por millones de células receptoras bipolares cuyos cuerpos neuronales, dendritas y porciones iniciales de sus axones están localizados en el epitelio olfatorio.  Los axones no mielinizados de las células receptoras olfatorias forman agrupaciones conformando una capa gruesa de axones en la superficie del bulbo olfatorio.  Las proyecciones del bulbo olfatorio incluyen: la corteza entorhinal, corteza orbitofrontal, tálamo submedio, hipotálamo lateral y núcleo accumbens. 

En general, se piensa que los déficits en el sentido del olfato en los pacientes con esquizofrenia se deben a un daño patológico o una disfunción en las regiones olfatorias centrales cerebrales.  Sin embargo, la ocurrencia de neuronas distróficas en el epitelio olfatorio de pacientes con desórdenes neurodegenerativos como enfermedad de Alzheimer también apoyan la posibilidad de que los déficits olfatorios son el resultado de un daño a una o más poblaciones de células del epitelio sensorial. 

Neuroquímica del Sistema Olfatorio

Mientras que los neurotransmisores utilizados por las células mitrales del sistema olfatorio no han sido establecidos hasta el momento, existe evidencia de que una o más de los siguientes están involucrados: uno de los amino ácidos excitatorios, glutamato, aspartato, o N-acetilaspartilglutamato.  Se encontraron altos niveles del receptor NMDA (N-metil-D-aspartato).  

Aspectos Funcionales del Sistema Olfatorio

La función olfatoria ha sido dividida históricamente en dos procesos independientes y presumiblemente jerárquicos, el primero siendo el “periférico” (habilidad de detectar los olores) y el segundo siendo “central” (identificación, discriminación, memoria o la habilidad de nombrar, discriminar entre o recordar un olor).  Se piensa que los déficits en la habilidad de detectar olores reflejan un daño en los procesos periféricos (en el epitelio o mucosa), mientras que los déficits en la identificación o memoria reflejan daños de orden superior o centrales.  Dadas estas definiciones, el sistema periférico debe ser funcionante para que un odorante sea percibido. 

Discusión

Los estudios psicofísicos han provisto la base de la mayoría de nuestro conocimiento acerca de la habilidad olfatoria en los pacientes con esquizofrenia.  Varias investigaciones se centran en los efectos del género, uso del tabaco y medicación sobre las variables olfatorias.

Nuestro análisis cuantitativo de 18 estudios sobre la identificación olfatoria, cuatro estudios sobre la detección olfatoria, dos estudios sobre la discriminación olfatoria y un estudio sobre el reconocimiento y memoria en pacientes con esquizofrenia reveló grandes efectos en todos los dominios.

Un efecto es considerado importante cuando el valor es > 0.80.  Esto implica un nivel severo de déficit olfatorio generalizado en los pacientes con esquizofrenia con respecto a los controles.  Sin embargo, la magnitud del déficit en la identificación olfatoria en la esquizofrenia es menor a la mitad del déficit observado en la enfermedad de Alzheimer y en la enfermedad de Parkinson.  Recientemente, hemos notado que en pacientes jóvenes y ancianos con esquizofrenia la duración de la enfermedad está inversamente relacionada con los resultados del UPSIT independientemente del envejecimiento normal y los efectos del género, sugiriendo que existen cambios vinculados a la duración en la función olfatoria en este desorden. 

El descubrimiento de los déficits en la detección de olores en los pacientes con esquizofrenia es incongruente con la falta de descubrimientos patológicos en el epitelio olfatorio de los pacientes con esquizofrenia.  Mientras que la noción de un sistema “periférico”intacto en los pacientes con esquizofrenia tiene sentido intuitivo, solo se basa en un número pequeño de estudios controlados.  Es necesario que se realicen varios estudios antes de poder declarar un sistema periférico intacto o un déficit diferencial en estas funciones.

Aunque se han reportado diferencias no significativas entre géneros sugiriendo que el efecto, si está presente, no es robusto, existen razones para considerar la existencia de diferencias entre géneros en la función olfatoria de pacientes con esquizofrenia.  Por ejemplo, ha sido demostrado que el estrógeno estimula un aumento significativo de la densidad de los receptores 5-HT2A (para serotonina) en la corteza anterior frontal, cingulata y olfatoria primaria en el núcleo accumbens, áreas cerebrales asociadas con la regulación del ánimo, estado mental, cognición y emociones.  Se podría pensar que quizá el efecto se deba a la interacción con otras variables moderadoras como una sintomatología negativa o la duración de la enfermedad.

Paul J. Moberg, Ph.D., Rachel Agrin, B.S., Raquel E. Gur, M.D., Ph.D., Ruben C. Gur, Ph.D., Bruce I. Turetsky, M.D., y Richard L. Doty, Ph.D.

Fuente: Neurobiology of Aging



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