fuente: Softonic
Es posible que hayas leído el título y pienses que esto de las inteligencias artificiales se nos está yendo de las manos. A pesar de lo que pueda parecer, llevamos más tiempo del que creemos conviviendo con IAs que nos facilitan enormemente la vida, sin saberlo. ¿Desde cuando usas Google? ¿Le has preguntado a Alexa que tiempo hace? Estos son solo algunos ejemplos de IAs, que aunque siguen siendo impresionantes, quedan lejos de pertenecer al mundo de “Blade Runner”.
Con la democratización de herramientas como Midjourney o ChatGPT, las IAs se han vuelto muy populares debido a que muchos no éramos conscientes de hasta dónde podía llegar su potencial. Siempre nos ha gustado soñar con mundos futuristas y distópicos, con robots superinteligentes capaces de todo y más. Sin embargo, todo deja de ser tan divertido cuando la realidad supera a la ficción.
Es el caso de Osmo, una filial de Google Research que se ha propuesto llevar la inteligencia artificial un paso más allá. Alex Wiltschko, doctor en neurobiología y especializado en neurociencia olfativa, ha desarrollado un complejo software que es capaz de predecir los olores de las moléculas. Si, así como lo oyes (o lo lees, más bien).
Osmo es el nombre que lleva su startup, con sede en Cambridge, Massachusetts, en Estados Unidos. Financiado, entre otros, por Lux Capital y Google Ventures, la empresa aspira en crear los nuevos olores que formaran parte de nuestro día a día (champús, velas, cremas, etc).
El Difícil Sustento De La Industria Del Olor
La industria de las fragancias es una de las más boyantes que hay en la actualidad y se encuentra valorada en 30.000 millones de dólares aproximadamente. A pesar de que no es tan conocida como otras industrias, los olores están tan integrados en nuestras vidas que ni siquiera nos paramos a pensar en ellos. Sin embargo, nada es inmune a los efectos de la crisis y la contaminación global.
En el caso de los olores, esto es especialmente agravante. El suministro de flores cada vez peligra más debido al cambio climático y la existencia de algunas especies ya se ha visto amenazada. Si bien las empresas ya son capaces de reproducir algunos olores de manera artificial, sigue habiendo muchos donde no es posible hacer eso. Wiltschko, CEO de Osmo, explica que hay “una gran oportunidad de crear ingredientes seguros, sostenibles y renovables que no requieran de seres vivos“.
Para ello, la compañía quiere dotar a los ordenadores de olfato y digitalizar los olores. El sentido del olfato aún no se encuentra tan estudiado como otros sentidos, en parte a que es también uno de los más complejos. El equipo de Osmo trabajó incesantemente para recrear lo que viene siendo un mapa de olores, que luego serviría para clasificarlos a nivel molecular. Durante este proceso, se requirió de una inteligencia artificial para llevar a cabo esta tarea.
Para que la IA hiciera bien su trabajo, se le suministró con datos de hasta 5.000 moléculas aromáticas. A partir de aquí, recreo una jerarquía de olores en función de sus características. Sin embargo, todavía les queda un amplio camino que recorrer lleno de incógnitas: ¿serán seguras? ¿contaminarán más o menos que el sistema actual?
Por otro lado, la compañía aún no abordado el cómo harían para llevar los olores al mundo digital. De hecho el propio Wiltschko es consciente de ello y cree que pasarán varios años antes de que veamos resultados tangibles.
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