Lo dijo a Infobae el científico del Conicet que descubrió la función de la proteína Galectina-1 en el sistema inmune. Ayer fue galardonado como “investigador de la Nación” en la Casa Rosada por su trayectoria sobresaliente a través de sus publicaciones, sus 10 patentes y la formación de científicos jóvenes. A partir de su hallazgo, desarrolla métodos de diagnóstico y tratamiento para diversas enfermedades
Por Valeria Román
En las telenovelas, las heroínas generalmente no se transforman en villanas. Ni las malas pasan a ser tan buenas. En el complejo cuerpo humano, todo puede ser. Existe una proteína, llamada Galectina-1, cuya función en el sistema de defensas del organismo (el sistema inmune) fue descubierta por el científico del Conicet Gabriel Rabinovich en 1994. Desde entonces, realizó 250 publicaciones en revista especializadas, como Nature, Cell y Cancer Cell. Tiene tan sólo 48 años, y 19 mil citas por otros investigadores. Esa inmensa trayectoria (que incluye también 10 patentes por sus hallazgos) le valió para ser distinguido ayer jueves con el premio «Investigador de la Nación» en la Casa Rosada.
El galardón se otorga desde 2009. Es organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, con asesoramiento de notables científicos. El «Investigador de la Nación» -que este año recibe un millón de pesos- se elige entre los nueve científicos que anualmente se destacan con los premios Houssay y Jorge Sábato por «la producción de nuevos conocimientos, por desarrollar innovaciones tecnológicas de impacto social y productivo y por promover la transferencia de conocimiento y la formación de recursos humanos».
Rabinovich descubrió que si sus niveles están aumentados, la proteína Galectina-1 impide que el propio sistema inmune ataque a los tumores
El presidente Mauricio Macri le entregó ayer el premio mayor a Rabinovich, durante un acto en el Museo de la Casa Rosada, en el que estuvieron presentes el Ministro de Ciencia, Lino Barañao, el subsecretario de Políticas en Ciencia, Jorge Aguado, y el Ministro de Educación Alejandro Finocchiaro. Rabinovich descubrió la función de la proteína Galectina-1 por su perseverancia y su talento. Porque siguió adelante cuando todo parecía derrumbarse.
Corría el año 1991 y Rabinovich trabajaba en un laboratorio de la Universidad Nacional de Córdoba. Su tarea consistía en extraer proteínas de la retina y del hígado del pollo e inyectarlas en conejos. Luego, debía extraer los anticuerpos que producía el sistema inmune de los conejos al detectar algo tan extraño como las proteínas de un pollo. Rabinovich iba guardando cada anticuerpo de conejo en rollos de foto, pero repentinamente el laboratorio se cerró y tuvo que cambiar de trabajo. Se llevó los rollos de fotos y los guardó en el congelador de la casa donde vivía con sus padres en la capital de Córdoba. Hasta que más adelante y después de varias frustraciones, recuperó los rollos, estudió su contenido y detectó a la proteína Galectina-1. Y su vida cambió para siempre. Hoy, 60 laboratorios de diferentes países están también trabajando en encontrarle aplicaciones a un hallazgo de la ciencia básica.
Con diferentes experimentos y en colaboración con científicos de Estados Unidos y de otros países, Rabinovich fue descubriendo las bondades y las maldades de Galectina-1. «Uno de los momentos más excitantes fue cuando encontramos que, si sus niveles están aumentados, la proteína Galectina-1 impide que el propio sistema inmune ataque a los tumores. También logra que el tumor pueda seguir produciendo vasos sanguíneos para nutrirse y crecer, y que pueda proliferar en otros tejidos y órganos del cuerpo. Esto significa que la proteína contribuye también a las metástasis. Un tumor puede tener hasta 20 veces más de Galectina-1 que un tejido normal», contó a Infobae.
Pero también Rabinovich y su grupo reveló el rol de «heroína» de Galectina cuando ayuda a frenar otras enfermedades. Recientemente, encontró que cuando la proteína Galectina-1 está desactivada puede aumentar la severidad del asma, la enfermedad crónica que afecta a más de 235 millones de personas en el mundo. «En enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoidea y esclerosis múltiple, es importante estimular su síntesis ya que la Galectina-1 ayuda a eliminar los linfocitos que causan la patología», afirmó el investigador. A partir del conocimiento alcanzado, están en camino terapias que apuntarán a aumentar los niveles de la proteína para que el cuerpo humano pueda contrarrestar esas enfermedades autoinmunes. En cambio, en el caso de los cánceres, se necesitan terapias que la bloqueen, y el equipo de Rabinovich está desarrollando estrategias para lograrlo.
En algunas enfermedades autoinmunes es importante estimular la síntesis de la Galectina-1 ya que ayuda a eliminar los linfocitos que causan la patología
«Galectina-1 es una llave maestra», recalcó el investigador. Recientemente demostró que los microbios, como parásitos y bacterias, utilizan Galectina-1 como un mecanismo para frenar el desarrollo de la respuesta inmunológica. El hallazgo fue publicado en The Journal of Immunology en noviembre pasado: el equipo de Rabinovich descubrió que la bacteria yersinia enterocolitica invade al organismo por vía intestinal y produce unas proteínas llamadas «YopP» que interaccionan con Galectina-1. La activan y permiten que la bacteria suprima la respuesta del sistema de defensas. En otras palabras, la bacteria se aprovecha de Galectina-1 para escaparse de las defensas del cuerpo e invade nuevos órganos, tal como Rabinovich lo había demostramos anteriormente en tumores.
Ya había ganado 30 premios nacionales e internacionales. En abril pasado, fue ovacionado en Washington como el miembro extranjero más joven de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Ahora, ganó el reconocimiento mayor que otorga el Estado argentino a un científico. «Es un premio para mi equipo, e implica un compromiso para seguir adelante». Como siempre, está poniendo mucha energía en más proyectos. Le han propuesto la creación de un nuevo instituto dedicado a la investigación en inmunología y cáncer. Como investigador del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), Rabinovich es parte de un consorcio internacional que recibió fondos del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos para estudiar tumores que están asociados al virus del sida.
El consorcio está conformado también por la Universidad de Miami, el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, CONICET-UBA), la Universidad Nacional de La Plata y la Fundación Huésped. Se focalizará en estudiar la situación de hombres que tienen sexo con hombres y de mujeres transgénero.
«Nuestros próximos pasos son enfatizar en la medicina traslacional, que implica aplicar la ciencia básica a la resolución de problemas médicos», anticipó a Infobae. Una de sus metas es llegar a contar con terapias efectivas que puedan ayudar a los millones de pacientes que podrían beneficiarse de la «heroína-villana».