A través de los lentes que siempre lleva puestas, William-Bill- Drayton, ex alumno de la Escuela de Leyes de la Universidad de Yale, también de Harvard, ha pasado muchos años de su vida observando reflexivamente los gozos y las sombras del planeta y sus habitantes para no perder una pizca de lo que sucede en el mundo.
No cerró los ojos ni el espíritu ante los pesares que durante años fue descubriendo en su querida India, Indonesia y Venezuela, países que solía visitar con sus amigos en las vacaciones navideñas de la década del setenta cuando estaba en la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, durante la administración Carter.
En estos paseos fue descubriendo personas que trabajaban desinteresadamente, con pasión, creatividad y esperanza para achicar los problemas de la comunidad tanto en salud, como en educación; en infraestructuras y servicios. Como deseaba apoyar la silenciosa tarea de estos personajes, jugados por un propósito y coraje suficiente como para hacer polvo cualquier impedimento, en 1980, después de ganar la beca McArthur y dejar la consultora McKinsey, crea Ashoka, una asociación que se llama como un emperador de la india y que en sánscrito significa “ausencia de tristeza”.
Los perseverantes
“Hasta el momento apoyamos a 1100 personas”, comenta Drayton. “Ashoka no persigue lucro. Apoya con dinero y conocimiento a los valientes, seres que no han perdido la magia de creer que es posible transformar las situaciones negativas, los malestares y las desventuras a partir de la acción individual y por contagio de la colectiva”. Señala que así como hay innovación e innovadores en el mundo de los negocios también los hay en el campo de los social, y estos transformadores sociales con sus modelos producen un impacto que cambia la vida de cientos o miles de personas.
Un panel de selección trabaja con la consigna de “encontrar gente identificada y profundamente comprometida con una idea nueva, una solución novedosa o una salida inédita que cambiará patrones de trabajo y conducta, seres que no descansan hasta que su propósito evoluciona y se realiza, dotados con una intuición poco común”.
Rechazo
“Ashoka rechaza la violencia, cualquier forma de discriminación, el liderazgo de un partido político y la pertenencia a una agrupación que avala el totalitarismo. Nuestra experiencia nos indica que aquellos que actúan supeditados a un marco ideológico no tienen capacidad de escuchar y de generar cambios realistas y fundamentales.”
Fuente: La Nación
