Jean Baudrillard
“Vivíamos en el imaginario del espejo, del desdoblamiento y la escena, de la alteridad y la alineación. Hoy vivimos en el de la pantalla, la interfaz y el redoblamiento, la contigüidad y la red. Todas nuestras máquinas son pantallas, y la interactividad de los hombres se ha vuelto la de las pantallas. Nada de lo que se inscribe en las pantallas está hecho para ser descifrado en profundidad sino para ser explorado instantáneamente, un una aberración inmediata al sentido, en un cortocircuito de los polos de la representación.
La lectura en la pantalla es completamente diferente a la mirada. Es una exploración digital donde el ojo circula siguiendo una incesante línea quebrada. La relación con el interlocutor en la comunicación, con el saber en la información, es del mismo tipo: táctil y exploratoria. La voz en la nueva información, o incluso en el teléfono, es una voz táctil, una voz nula y funcional. Ya no es exactamente una voz, de la misma manera que en el caso de la pantalla ya no se trata exactamente de una mirada. Ha cambiado todo el paradigma de la sensibilidad. Esta tactilidad no tiene el sentido orgánico del tacto. Significa simplemente la contigüidad epidérmica del ojo y de la imagen, el fin de la distancia estética de la mirada. Nos acercamos infinitamente a la superficie de la pantalla, nuestros ojos están como diseminados en la imagen.
Y si caemos tan fácilmente en esta especie de coma imaginario de la pantalla es porque dibuja un vacío perpetuo que se nos pide colmar”