El sistema de recompensa natural se activa cuando realizamos actividades que nos permiten mantenernos vivos, como comer. Provee al organismo de una recompensa acompañada por sensaciones de placer que nos llevan a repetir la actividad.
Los investigadores han descubierto, sin embargo, que la mayoría de las drogas abusadas también estimulan este sistema y pueden inducir mayores sensaciones de placer que las funciones naturales. Asimismo, la influencia de la droga puede llevar a un individuo a repetir el uso de la droga pasando por encima las actividades de supervivencia. El uso crónico de la droga puede llevar a un poderoso ciclo de adicción y en algunos casos puede dañar al cerebro y otros órganos.
Las nuevas investigaciones demuestran que este sistema cerebral específico está involucrado en la adicción a drogas como la cocaína, anfetamina, heroína, morfina, alcohol y hasta la nicotina del tabaco.
Estas investigaciones están llevando a:
- Una mejor comprensión de las reacciones bioquímicas que son comunes a las diferentes adicciones de drogas.
- El desarrollo de tratamientos más efectivos para la adicción.
En los años 50 se descubrió que las ratas bajo algunas circunstancias disminuían su consumo de agua, comida y parejas sexuales, para mantener a un área cerebral estimulada por un electrodo. Esta región fue llamada el ‘centro de recompensa”. El centro se convirtió en un circuito cuando se descubrió que existen varias estructuras cerebrales involucradas en el placer. Los estudios animales demostraron que estas estructuras son activadas poderosamente por muchas drogas. El circuito incluye a neuronas del área ventral tegmental que se conectan con el núcleo accumbens y otras áreas como la corteza prefrontal.
Muchos neurocientíficos están tratando de discernir los mecanismos moleculares que son alterados por las drogas en este circuito. Las drogas alteran la forma en que el neurotransmisor dopamina es producido, como se recibe su mensaje y como es inactivado. Se piensa que la influencia de las drogas sobre estos mecanismos dopaminérgicos eventualmente cambia la forma en que funcionan las neuronas en este sistema.
En las ratas, el uso crónico de morfina produce una disminución dramática en el tamaño de las neuronas que se comunican mediante la dopamina en el área ventral tegmental.
Otras neuronas permanecen el mismo tamaño. Esto implica que las drogas pueden dañar a las células del circuito selectivamente.
Algunos científicos están tratando de descubrir formas de proteger a estas neuronas de los cambios inducidos por las drogas. Las sustancias protectoras naturales son los factores de crecimiento nerviosos que pueden revertir el daño a las neuronas dopaminérgicas en las ratas. Desafortunadamente, las moléculas no pueden atravesar la barrera hematoencefálica y deben ser inyectadas a través de un agujero en el cráneo.
Los científicos también están intentando desarrollar métodos para bloquear la acción de las drogas de abuso. La cocaína, por ejemplo, activa al sistema bloqueando un transportador que regula la señalización de dopamina. Nuevas drogas podrían unirse al transportador para ignorar la función de la cocaína pero continuar con la función normal. Otro método sería el bloqueo de los receptores de dopamina.
La administración crónica de morfina en las ratas disminuye el tamaño de las neuronas dopaminérgicas en el circuito de recompensa. Los factores de crecimiento nerviosos parecerían revertir el daño.
Fuente: Brain Briefings (Julio, 1997)