El divulgador científico Eduard Punset ha fallecido hoy a los 82 años. En varias ocasiones hemos hablado sobre él en Bebés y más por ser un gran estudioso del cerebro del bebé, y de cómo las vivencias en los primeros años son vitales para el desarrollo emocional.
Solía investigar sobre el funcionamiento de la mente del bebé y, basado en esas investigaciones, daba claves sobre cómo podemos actuar los padres para que los niños se desarrollen y crezcan emocionalmente sanos y felices.
A través de numerosos documentales, entrevistas, y también en sus libros, Punset defendía la educación emocional desde el útero materno y la importancia de las emociones a la hora de criar a los hijos. Con esta frase nos recordaba lo maravilloso que es el cerebro de los niños:
«Los bebés son una unidad de I+D. Su cerebro establece conexiones a una velocidad que jamás volverá a alcanzar. ¡Duplica su tamaño! Lo que aprendan en esa etapa marcará su vida adulta».
Defendía que los niños necesitan cerca a personas que les den apego, seguridad, cariño y sean un ejemplo válido para crecer con confianza en sí mismos y con una buena dosis de autoestima que les permita afrontar las vicisitudes de la vida diaria.
«La mejor manera de abordar las enfermedades mentales, incluso la delincuencia y la violencia en nuestra sociedad, es ocuparnos de los bebés. Durante los primeros dos años, y también el período en el útero, se desarrollan muchos sistemas importantísimos en el cerebro, especialmente los que utilizamos para gestionar nuestra vida emocional, como la respuesta al estrés, por ejemplo. La primera infancia es, en realidad, la base de la salud mental», sostenía.
Cinco claves para criar bebés emocionalmente sanos
Hace años, en una entrevista para El País Semanal daba cinco consejos para hacer de un bebé un adulto capaz y feliz que hoy hemos querido rescatar y con los que no podemos estar más de acuerdo. Los comentamos a continuación:
El bebé es dependiente. No le deje llorar.
Hay quien defiende que es bueno dejar llorar al niño un rato o hasta que se canse. Está comprobado que esto genera un excesivo estrés en los bebés, que no pueden gestionar. No pueden deshacerse de su propio cortisol. Los adultos hemos descubierto maneras de gestionar el estrés: llamar a un amigo o tomar una copa o un té. ¡Pero los bebés, no! Y a ellos les resultan estresantes cosas muy pequeñas ¡porque les va en ello la supervivencia!
Los bebés nos necesitan las 24 horas del día; somos su figura de apego y lo único que conocen. El llanto es un pedido de ayuda, y si les dejamos llorar sin acudir, se sienten amenazados. Un bebé, como cualquier cría de mamífero que se siente inseguro y desprotegido al estar lejos de su madre, siente miedo.
Como reacción a esta amenaza, llora y su cerebro aumenta la secreción de cortisol, la hormona del estrés. Las consecuencias del estrés continuado durante la infancia se arrastran durante el resto de la vida.
La autoestima es vital. Dígale que lo quiere
A los seis años debes tener dos cosas fundamentales o no las tendrás ya: la primera, la autoestima suficiente para lidiar con el vecino; y la segunda, la consecuencia de lo bien que te han tratado: que te den ganas de seguir profundizando en el conocimiento de los demás. Para conseguirlas, es fundamental que te quieran y que te lo hayan hecho saber.
La autoestima se define como el aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo y es fundamental para todas las personas, y en especial para el desarrollo de los niños. Cómo se ven ellos, a través de lo que les decimos los demás, afecta su manera de ser, de actuar con el entorno y de relacionarse con los demás.
Una buena autoestima es la base de la salud mental de nuestros hijos. Envíale habitualmente mensajes positivos que ayuden a fortalecerla.
Un bebé no necesita vida social
Hay madres que dejan a su hijo en una guardería porque creen que el bebé necesita socializar. ¡En absoluto! Lo que precisan es atención y cuidados de alguien que los conozca bien. Hay que replantearse cómo cuidamos a los bebés, ¡y con esto no quiero decir que la mujer se quede en casa! Pero es imprescindible crear sistemas para ayudar a los padres.
Son muchos los padres que en la actualidad llevan a sus hijos a guarderías, la mayoría porque no tienen otra alternativa, o porque consideran que es lo mejor porque necesitan ir a la guardería para socializar. Pero lo cierto es que no es imprescindible ni necesario durante los primeros años de vida para el correcto desarrollo socio-emocional de tu hijo.
Premiar es mejor que castigar
Los niños reaccionan mejor ante las recompensas. ¡Atención, papás y abuelos: es mejor ignorar las maldades de los bebés y recompensarlos cuando hacen las cosas bien! Distinto es cuando se trata de adolescentes. Con ellos es más eficaz el castigo. ¿Por qué? No lo sabemos todavía, pero quizá tenga que ver con que requiere mayor inteligencia cambiar de proceder cuando te equivocas que repetir aciertos cuando te premian por ello.
Ligado a la autoestima, es más efectivo reforzar las conductas positivas elogiando los aciertos en lugar de estar siempre remarcando sus errores como si fuésemos un gran bolígrafo rojo haciendo tachones en un examen.
Los elogios refuerzan la personalidad de los hijos, son una manera de demostrar que les valoramos y ayudan a mejorar su autoestima. Y a partir de una autoestima sólida, el aprendizaje será mucho más efectivo.
Educación emocional
La disminución de la violencia y el altruismo están vinculados al aprendizaje emocional. Y para ello es clave enseñar al niño a gestionar sus emociones. Hacerlo, aumenta en más de un diez por ciento el rendimiento de los alumnos. Demostrado. El siguiente paso es desaprender, renunciar a los prejuicios que nos impiden avanzar. A los niños, en lugar de preguntarles cuando salen del colegio «¿qué has aprendido hoy?», deberíamos preguntarles «¿qué has desaprendido hoy?».
Como vemos, son cuestiones importantes sobre la que muchas veces no nos paramos a pensar, y sobre todo algunas muy sencillas de realizar, como decirles a nuestros hijos que les queremos, dedicar tiempo a la educación emocional o premiar sus buenos comportamientos y sus logros.
También nos recuerda que la guardería no es necesaria para socializar, aunque de momento en nuestro entorno sea necesaria por otras muchas razones.
En fin, si conseguimos aunque sea aproximarnos a estos cinco consejos de Punset para hacer de un bebé un adulto capaz y feliz, estaremos contribuyendo a su desarrollo de la mejor manera posible.
Indudablemente muchos otros factores influirán en su felicidad futura, pero digamos que vamos abriéndoles algunas puertas que, además, son nuestra responsabilidad como padres.