Investigadores de todo el mundo buscan sin descanso medicamentos para frenar la expansión del coronavirus, que ha demostrado ser altamente contagioso y, en algunos casos, causa neumonía severa. Un equipo de la Universidad de Lübeck acaba de anunciar en la revista «Science» un prometedor paso en este sentido. Utilizando el sincrotrón BESSY II de Berlín, un acelerador de electrones que se usa como fuente de rayos X, ha logrado decodificar la arquitectura tridimensional de una proteína específica del SARS-CoV-2, la que precisamente está involucrada en la extraordinaria multiplicación del virus.
Como explican los responsables del hallazgo, el análisis estructural de las macromoléculas que realizan la replicación en el virus es importante para lograr sustancias contra el mismo. Y esta función está estrechamente relacionada con su arquitectura tridimensional. Si se conoce ese «castillo de naipes», se pueden identificar específicamente objetivos para ingredientes activos.
La proteína especial involucrada en la multiplicación de los virus es la principal proteasa viral (M pro o 3CL pro ). El equipo, dirigido por Rolf Hilgenfeld, un experto reconocido mundialmente en el campo de la virología, decodificó su arquitectura tridimensional gracias a BESSY II en Helmholtz-Zentrum Berlín, máquina a la que tuvieron un rápido acceso debido a la urgencia de la pandemia.
Los rayos X muy brillantes del sincotrón iluminaron los pequeños cristales de proteínas, permitiendo a los investigadores ver su forma tridimensional como nosotros vemos los objetos que nos rodean. La forma compleja de la molécula de proteína y su densidad electrónica pudieron calcularse con la ayuda de programas informáticos.
Ingredientes activos
Lo fundamental, según destacan los autores del estudio, es que sus resultados proporcionan puntos de partida concretos para el desarrollo de ingredientes activos. Estos podrían apuntar específicamente a puntos débiles en la macromolécula y dificultar su función. Es decir, paralizar la fulgurante capacidad de propagación del virus.
Hilgenfeld ya desarrolló un inhibidor contra este tipo de virus durante la pandemia de SARS en 2002/2003. Además, en 2016 logró descifrar una enzima del virus Zika. Este podría ser otro buen resultado.