Las feromonas son mejor conocidas por su habilidad de atraer a miembros del sexo opuesto –algo comprobado en insectos y roedores. Pero los investigadores piensan que estas señales químicas también proveen a los animales con información acerca de identidades y disparan cambios hormonales que estimulan la ovulación y maduración sexual y hasta precipitan el aborto.
Lo que no está claro es si los humanos tienen feromonas que pueden desencadenar respuestas similares. La mayoría de los mamíferos puede detectar feromonas a través de su sistema olfatorio como también otro órgano que se encuentra dentro de la nariz, el órgano vomeronasal, o VNO. Un grupo de investigadores dice que tiene evidencia de que la nariz humana posee un VNO activo y puede secretar y detectar feromonas. Han ido tan lejos como para comercializar “feromonas humanas”en varios perfumes.
Otros investigadores son más cautelosos. Los humanos parecerían tener los restos de un VNO enterrados profundamente en la cavidad nasal, admiten. Pero los estudios no han encontrado receptores activos o vínculos desde esta estructura al cerebro. Aunque parece existir alguna forma de comunicación química entre humanos, no se sabe si están involucrados el VNO o las feromonas.
Los investigadores creen que los mamíferos tienen dos tipos de feromonas:
- Las feromonas Primer causan un corrimiento en el sistema endocrino del animal que las recibe. Por ejemplo, las hembras jóvenes de ratón expuestas a las señales químicas de machos maduran más rápido.
- Las feromonas Releaser inducen patrones de conducta específicos. Una de estas es responsable de la “atracción sexual”: los hamsters machos, por ejemplo, son atraídos por una secreción de las hembras antes de la ovulación.
Otras señales, que algunos investigadores llaman “feromonas de información”, proveen información acerca de la identidad de un animal. No está claro si este tipo de comunicación química es feromonal por que solo provee información pero no desencadena cambios químicos o de conducta en otros animales.
Feromonas Humanas?
Parece claro que las relaciones humanas están gobernadas por mucho más que señales químicas, dicen los investigadores. Pero los científicos se han intrigado por la posibilidad de que parte de nuestro comportamiento pueda estar sutilmente afectado por compuestos secretados por nuestros pares.
David Berliner y sus colegas de la Universidad de Utah tienen evidencia que, ellos dicen, prueba que los humanos tienen un VNO funcional. Han purificado varias feromonas potenciales en la transpiración y otras secreciones humanas. Una secreción –purificada de la piel del hombre- parecería afectar el estado de ánimo de la mujer. En un estudio, se aplicó la secreción o un placebo directamente al VNO de 40 mujeres. Las mujeres expuestas a la secreción demostraron una disminución de afecto negativo.
Los efectos sobre la inmunidad
Un descubrimiento intrigante en los humanos puede extender aquellos encontrados en los animales vinculando el sistema de feromonas y el sistema inmune. Las investigaciones animales demuestran que aun entre cepas de ratones endocriadas, los ratones individuales elegirán a otros sobre la base de que tengan diferentes genes del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH), lo que determina la función inmune. Cuanto más diverso es el CMH, mejor preparado está el organismo para combatir las enfermedades. Estos resultados implican que los animales detectan de alguna manera la información acerca del CMH de los otros.
La genética Carole Ober y sus colegas de la Universidad de Chicago, pueden tener evidencia de que existe un mismo tipo de selección de parejas en los humanos. Ella estudia a los Hutterites, un grupo religioso que ha vivido en aislamiento en Estados Unidos y Canada desde 1870. Ober y sus colegas examinaron la composición genética de 411 parejas casadas.
Encontraron que un porcentaje menor al esperado seleccionó una pareja con genes del CMH similares al propio. Es más, las parejas raramente compartían un grupo de genes del sistema inmune, algo que los investigadores esperaban que ocurriera con más frecuencia en una población endogámica.
Parecería que en una cultura cerrada donde el riesgo de endocrianza es alto, la gente es capaz de discriminar entre individuos basándose en los genes del sistema inmune.
Será difícil determinar si los Hutterites responden a algún tipo de feromona. Por el momento, los investigadores con la mayor promesa de descubrir feromonas humanas son aquellos que examinan la sincronicidad de los ciclos menstruales que se dan entre mujeres que viven o trabajan juntas. La psicóloga Martha McClintock de la Universidad de Chicago recibió una mención como estudiante durante los años 70 por un experimento que probaba que las mujeres que conviven desarrollan ciclos menstruales sincronizados.
Al trabajar con ratas en busca de una señal química que podría estar detrás de este fenómeno, descubrió que la sincronicidad es un ejemplo especial de un sistema más complejo. Sus investigaciones ponen de manifiesto que, por lo menos en las ratas, se trata de dos feromonas: una acorta el ciclo reproductivo femenino, la otra lo alarga. La sincronicidad ocurre cuando las dos feromonas trabajan en forma conjunta para asegurarse de que todas las hembras de un grupo ovulan al mismo tiempo.
Pero la misma feromona puede actuar para inhibir la ovulación. En las ratas, por ejemplo, cuando una rata hembra termina de ovular secreta una feromona que suprime la ovulación de otras ratas hembras.
McClintock está estudiando si los cambios en el ciclo menstrual humano están controlados por un set de feromonas similar.
Fuente: American Psychological Association Monitor, (Enero 1998)