Fuente: Computer Hoy
El crecimiento de las enfermedades neurodegenerativas requiere de métodos de prevención y detección temprana. Un estudio entre portadores del gen más propenso a desarrollar Alzheimer ha relacionado un síntoma clave: la pérdida de olfato.
Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades neurodegenerativas, especialmente el Alzheimer, se encuentran en una tendencia creciente a nivel global. Para 2030, se espera que unos 75 millones de personas padezcan de Alzheimer en todo el mundo. Esta cifra podría duplicarse para 2050, alcanzando a 132 millones de personas.
En España, esta realidad no es diferente. La Sociedad Española de Neurología estima que casi un millón de personas ya están afectadas por esta enfermedad, una cifra preocupante que pone de manifiesto la necesidad de investigar y desarrollar estrategias de detección temprana y tratamientos más eficaces contra el Alzheimer.
Los avances científicos han permitido identificar que hasta el 65 % de las personas con la enfermedad de Alzheimer poseen la variante del gen APOE-e4. Esta variante genética podría triplicar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Este hallazgo ha sido la base de numerosas investigaciones, una de las cuales se centró en la relación entre el deterioro del sentido del olfato y la pérdida de memoria, síntomas comunes en pacientes con Alzheimer.
Un estudio científico reciente, liderado por el doctor Goldsmith y recogido por The Sun, comparó los resultados de diversas pruebas realizadas en 865 adultos cada cinco años.
Los investigadores diferenciaron a los participantes entre portadores y no portadores del gen APOE-e4 y observaron que la pérdida de olfato era más frecuente en los portadores de este gen.
En cuanto a la diferenciación de olores, los portadores del gen APOE-e4 alcanzaron una puntuación de 3,2 sobre 6 al llegar a la edad de entre 62 y 65 años. En contraposición, los no portadores del gen no obtuvieron una puntuación tan baja hasta los 75 o 79 años de edad.
Este hallazgo sugiere que la capacidad para detectar olores podría ser una señal temprana de Alzheimer en personas portadoras del gen APOE-e4. Además, el estudio consideró otros factores que podrían influir en los resultados, como la edad, el sexo y el nivel educativo de los participantes.
Un avance prometedor en la detección temprana de las enfermedades neurodegenerativas
El Dr. Matthew Goodsmith, de la Universidad de Chicago, al frente del estudio, destacó que estos resultados podrían ser prometedores en la búsqueda de síntomas tempranos que identifiquen a las enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, Goodsmith enfatizó que se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos y entender mejor los mecanismos subyacentes a estas relaciones.
“Identificar los mecanismos subyacentes a estas relaciones nos ayudará a comprender el papel del olfato en la neurodegeneración y cómo se relaciona con el gen APOE-e4 y la enfermedad de Alzheimer”, concluyó el Dr. Goodsmith. Los avances podrían abrir nuevas vías para desarrollar estrategias de detección temprana y tratamientos más efectivos para combatir el avance del Alzheimer.
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