Las narices de las ratas están tan finamente tonificadas que pueden distinguir entre las imágenes especulares de moléculas que los humanos no podemos discernir.
Muchas moléculas existen de dos formas en la naturaleza, llamadas enantiómeros, que son imágenes especulares de si mismas, como si fueran guantes de la mano izquierda y derecha. Ciertos enantiómeros tienen olores totalmente diferentes. Otras, como el butanol, huelen exactamente igual.
No así para las ratas, dice Ben Rubin de la Universidad de Duke en North Carolina. Él, junto con su colega, Lawrence Katz, probaron cuatro pares de enantiómeros en las ratas. Descubrieron que las ratas pudieron distinguir los cuatro pares.
Los receptores en la nariz de los mamíferos reconocen diferentes moléculas sobre la base de su forma, así que los enantiómeros son el mayor desafío. “Las ratas tienen alrededor de 1000 receptores diferentes pero los humanos tienen menos,”explica Rubin. Después de todo, “para los roedores, la habilidad de distinguir entre una variedad de olores es crucial para la supervivencia.”
Las moléculas con imágenes especulares activan diferentes áreas del bulbo olfatorio de las ratas, que manda la información desde la nariz al resto del cerebro. Los investigadores creen que el patrón y el tiempo que tardan las señales nerviosas ayudan al cerebro de la rata a distinguir entre los olores.
En el pasado, los humanos tenían un sentido del olfato tan agudo como el de las ratas, pero lo han ido perdiendo por la falta de uso, dice Leslie Vosshall de la Universidad de Rockefeller en Nueva York. “Nosotros ya no dependemos del sentido del olfato porque ya no somos cazadores y recolectores,”ella dice.
Esta falta de presión de selección relacionada con nuestro sentido del olfato significa que del extenso repertorio de genes que una vez codificaba para receptores olfatorios, sólo un 60 % son funcionales ahora. “A diferencia de las ratas, si no podemos oler, no nos moriremos de hambre,’’ dice Vosshall.
Fuente: Nature (Marzo 26, 2001)