Fuente: DEF.
Una tesis sobre la hidrografía urbana de Bahía Blanca, publicada en 2012, anticipaba detalles reveladores sobre los efectos del fenómeno climático que provocó el colapso de la ciudad.
Emplazada en la cuenca inferior del río Napostá, la ciudad de Bahía Blanca sufre el impacto del escurrimiento generado aguas arriba, lo que además aumenta el peligro de inundación por sus crecidas. Así lo advierte un estudio de la investigadora Paula Andrea Zapperi, publicado en 2012 por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
“El principal efecto de las precipitaciones intensas en la ciudad es el anegamiento en zonas de menor pendiente. En las zonas de mayor altitud, el escurrimiento del agua erosiona las calles sin pavimentar y el material socavado es depositado en niveles inferiores”, señala Zapperi en el resumen de su tesis.
Zonas afectadas: el sur y el noreste de Bahía Blanca
Zapperi también estudió los procesos generados por la escorrentía superficial derivada de las precipitaciones. Y destacó, en ese sentido, lo que ocurren en los sectores de la ciudad de mayor pendiente: “Allí el trazado de las calles, coincidente con los sistemas naturales de desagüe, contribuye con la profundización de los procesos erosivos que se derivan de la escorrentía”.
Tras estudiar el patrón de escurrimiento y los montos acumulados de precipitación en distintos puntos de la ciudad, la autora concluye: “Los mayores registros se han dado en el sector sur, donde se presentan dificultades para el escurrimiento, y en el noreste de la ciudad, donde se han reconocido procesos erosivos”.
“La forma dispersa en que se extiende la ciudad encarece el tendido de servicios y mantenimiento de las vías de circulación, favoreciendo el surgimiento de estas problemáticas”, concluye Zapperi.
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