La Justicia procura identificar a los productores mieleros inscriptos para citarlos a declarar e indagar sobre qué sucedió en la actividad durante los últimos años y principalmente saber si existe un control responsable en el Partido de Pergamino en el uso de agroquímicos y el control de fumigaciones. Productores locales le confirmaron a RADIO MÁS que acá la actividad se volvió inviable.
Cómo publicó en su edición de ayer PRIMERA PLANA, «la Justicia, que investiga la posible contaminación y afectación de la salud por la utilización de agroquimicos en nuestra ciudad, entre sus últimas medidas resolvió retirar toda la documentación inherente a trámites administrativos vinculados a la autorización de fumigaciones otorgadas a los predios ubicados en los barrios Villa Alicia, La Guarida y Luard Kayad. El fiscal Di Lello quiere tener en su poder el Registro Municipal de Apicultores porque entiende que debería contener información de vital importancia para la causa. Ese registro establecería si existen o existieron políticas por parte de la Municipalidad respecto al buen uso de los agroquímicos y si se cumplieron las obligaciones».
Argentina es el segundo productor mundial de miel. Pero pronto podría perder este lugar. Según datos del Centro de Investigación de Abejas Sociales (CIAS), muere el 30% de las colonias de abejas que los apicultores deben reponer todos los años, a causa de una serie de factores. Según el experto Martín Eguaras, doctor en biología y codirector del CIAS de Mar del Plataesto se debe a una serie de fenómenos como “parásitos que se han tornado más virulentos por un abuso de los agrotóxicos que estresan a las abejas, les hacen bajar las defensas y las enfermedades las afectan más”. Los investigadores llegaron a esa conclusión en base a análisis de abejas cuya muerte había sido causada por pesticidas. “Hay agroquímicos –agregó Eguaras– que se usan en nuestro país que en Europa están prohibidos porque se ha demostrado que matan a las abejas que están en vuelo”.
Leonardo Arizmendi es productor apicola y hace más de 25 años que se dedica a la actividad, en diálogo con el programa Pan y Circo de RADIO MÁS (FM 106.7) confirmó las sospechas de la Justicia y aseguró que «algunos años hay mermas muy importantes, asociadas al cambio climático y a las fumigaciones. Por ejemplo, cuando los cultivos están más afectados por plagas y se fumiga más, se nota la pérdida de población instantáneamente en plena temporada».
Para evitar el contacto de plaguicidas con las abejas, antes de la aplicación se debe avisar al apicultor para que retire las colmenas de la zona o para que las cierre durante 48 horas en función de la persistencia de la sustancia química. “En otros casos, cuando la abeja va a las flores, si hay agroquímicos, los pueden tomar del néctar o del polen que terminan llevando a la colmena”, señaló Eguaras, que además es investigador del Conicet.
Ahí radica la importancia del pedido del fiscal Di Lello, un eslabón más para saber si existió un control responsable en los últimos años en el Partido de Pergamino en la aplicación de las fumigaciones.
Juan Angles, también es productor apicola de Pergamino, dedicado a las abejas desde hace 30 años, fue otro de los que dialogó con el programa Pan y Circo de RADIO MÁS sobre la situación del sector: «no estoy en contra de nada de lo que sea agricultura, pero la siembra directa es un problema porque no hay floración. El glifosato ha hecho que se produzca menos floración que años atrás y sin esto, no hay miel. Además, si hay una fumigación cerca, no hay abejas».
Efecto del glifosato en las abejas
En el Laboratorio de Insectos Sociales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA estudian la biología de la abeja y su comportamiento social y de recolección de alimentos, y en las investigaciones observaron que “algunos herbicidas como el glifosato tienen un efecto negativo en las abejas como dificultades para aprender un olor floral y que lo puedan vincular con un alimento determinado; aprender a orientarse en un ambiente nuevo; y para desarrollarse en los estadios iniciales”, indicó el investigador Walter Farina, a cargo del mencionado laboratorio.
Farina destacó que las consecuencias no son menores ya que “un tercio de la producción agrícola mundial de alimentos depende de organismos polinizadores que pasan el polen de una flor macho a una flor hembra”. Además, el investigador remarcó que la abeja de la miel es el principal polinizador y agregó que “si hay menos abejas cada vez vamos a tener menos probabilidades de que se polinicen los cultivos que son alimentos para todo el mundo”.
En ese sentido, Arizmendi consideró en RADIO MÁS que «el tema es volver a tener flores, pero este sistema de agricultura hace casi imposible la convivencia. Cuando en realidad, tienen que ir de la mano porque la abeja está brindando un servicio ambiental muy importante que es la polinización de los cultivos» y agregó «yo hago servicio de polinización en algunos semilleros y productores, que me piden colmenas para que les incremente la viabilidad de la semilla o el rendimiento. El bien más importante es la polinización, lo que sucede es que los tres cultivos más importantes de esta zona, el trigo, el maíz y la soja, no necesitan de la abeja. Entonces, no es tan visible el aporte».
La merma en Pergamino
Según el productor local Arizmendi, «a finales de los ’90, había cerca de los 30 productores. Hoy debe haber 10 productores y que nos dedicamos, seremos 4 o 5. Años atrás algunos apicultores han tenido cosechas de hasta 100 kilos por colmena. Hay viejos que contaban historias de que sacaban 150 kilos de miel. En esa época, con tres colmenas llenabas un tambor de miel, hoy lo llenás con 25 o 30 colmenas».
Durante la entrevista con Pan y Circo, Agnes aseveró que «el herbicida mata todo lo que es vegetación que no está preparado para resistirlo, eso no lo critico. Lo que critico es que a veces se usa en banquinas o en lugares donde debería dejarse un reservorio que afecta a todos. Cuando el glifosato era barato, lo usaban hasta para tener linda la tranquera, con el pasto corto».
«En estos 25 años tuve tres casos importantes de fumigación. De los tres, uno fue hace 3 años. Otro fue en el 2003, cuando tenía las colmenas frente a la planta de Monsanto y otra que fue en el 2011, que me traje las colmenas vacías. Pasa la fumigación y liquida todo» agregó Arizmendi en RADIO MÁS y sentenció «acá se está haciendo inviable la apicultura. No tenemos ayuda del Estado, tenemos un ambiente en contra y encima, también tenemos en contra a nuestros propios vecinos».
La respuesta de Nación
Según publicó el sitio Infocampo, El ministro de Agroindustria de la Nación, Luis Miguel Etchevehere, y la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA) protagonizaron un fuerte cruce el año pasado con motivo de la masiva muerte de abejas que se registró en Córdoba.
El intercambio de opiniones se dio en el marco de la reunión del Consejo Nacional Apícola, que se realizó el pasado 27 de marzo en la sede porteña del Ministerio, y donde un miembro de SADA le manifestó a Etchevehere la “crítica situación” del sector, que pierde anualmente apicultores y colmenas a causa del «progresivo deterioro ambiental por la pérdida de biodiversidad, como resultado de la política agrícola intensiva vinculada al uso de agroquímicos».
“¿Cómo piensan convivir con eso? Porque el modelo no va a cambiar”, disparó el ministro en pleno debate.
Días después, la asociación decidió emitir un comunicado con una dura respuesta, en la que afirmó que “las abejas están desapareciendo” porque “el campo se volvió marrón y se sumergió en venenos, que hoy la hipocresía de muchos llama productos fitosanitarios».