Ella es de Beriso y él es de Tandil. Se conocieron en un congreso médico y sintieron que la electricidad de la mirada escondía la confirmación de un futuro compartido. Al año de convivencia, se postularon a una beca completa para estudiar en el exterior. Hoy, bajo las caprichosa leyes que rigen la casualidad, Denise Kviatcovsky (33) y Javier Peralta Ramos (36) comenzaron un post doctorado de dos años en el Instituto Weizmann, en Israel, considerado como la meca de la ciencia.
Si el amor se basara en una probabilidad matemática, los caminos de Denise y Javier tenían pocas chances de coincidir. Ella tiene un doctorado en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) y trabajaba en Capital Federal. El, se desempeñaba en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (CIBICI-CONICET) en la Ciudad de Córdoba. Pese a la lejanía, el destino actuó en coincidencia.
“Nos conocimos dos años atrás en un congreso de la Sociedad Argentina de Inmunología. Estuvimos saliendo durante un tiempo y desde hace diez meses decidimos irnos a vivir juntos a Córdoba. Se dio la casualidad que, como este año tenía que defender mi tesis doctoral, me podía quedar escribiendo en cualquier lugar. Igual, viajaba regularmente a Buenos Aires ya que siempre tenía alguna consulta con mi directora de tesis”, recuerda Kviatcovsky.
“Fue importante que los dos estuviéramos finalizando la etapa de doctorado al mismo tiempo, y que compartiéramos la especialidad de inmunología. Así que nos acompañábamos en la escritura, nos hacíamos sugerencias”, remarca Peralta Ramos.
Previamente, habían completado una pasantía en el extranjero. Ella en la Universidad de Toulouse, en Francia; él en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, algo que les dio el coraje suficiente para dar el siguiente paso. La elección era la comodidad de un destino tradicional (Estados Unidos o la Unión Europea) o algo más alejado pero con mayores beneficios.
«Probamos muchas opciones, hicimos un montón de evaluaciones antes de ver cuál era la que más nos convenía. Hice contacto con el Instituto Pasteur, en Francia y con la Universidad Paul Sabatier de Toulouse. Pero como también conocía el trabajo de la doctora Michal Schwartz en el Instituto Weizmann y estaba interesado en seguir esa línea,se me ocurrió escribirle un mail para ver si le interesaba mi propuesta. Fue un arrebato en donde me dije por qué no probar. Lo asombroso fue que al día siguiente tenía su respuesta en la casilla diciendo que estaba muy interesada y me pidió cartas de referencia. A partir de este punto tuvimos varias entrevistas a través de Skype», evoca Peralta Ramos.
“Aunque estamos en distintos laboratorios me parece muy estimulante que hayamos coincidido los dos en la misma universidad, rodeados por referentes mundiales de las temáticas que investigamos. También fue importante que los dos fuéramos parejas. Si bien el ambiente es multicultural, no es lo mismo viajar en soledad. Algo interesante que tiene esta beca es que, a diferencia con lo que ocurre en otros países, te da todo para que puedas dedicarte a investigar. Lo que incluye desde los pasajes, la estadía, los gastos de movilidad y el departamento. En ese sentido, lo tenés todo resuelto”, advierte Kviatcovsky.
Trasladarse a Medio Oriente es un gran desafío tanto desde lo laboral como para la vida de pareja.
«Antes de tomar la decisión tuvimos que discutirlo mucho, ya que no es fácil dejar amigos, familiares y conocidos para iniciar una nueva vida en la otra parte del mundo. Es tanto un desafío personal, por lo profesional pero también como pareja. Ya que tenemos que establecernos en un lugar donde nunca estuvimos y descubrir un instituto en donde no conocemos a los profesionales. Sabemos que vamos a trabajar con premios Nobel es algo muy enriquecedor», confiesa Kviatcovsky.
«No sé si me hubiera atrevido a dar el salto tan confiado estando solo. Seguramente lo hubiera pensado un poco más y es probable que lo hubiera terminado aceptado pero es una decisión más difícil. Acá es un proyecto compartido», declara Javier.
Profesiones
“Me especializo en comprender como el sistema inmunológico monta una respuesta en procesos neuroinflamatorios y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Justamente, el equipo de la doctora Michal Schwartz, en el Weizmann, uno de sus proyectos consiste en desarrollar una inmunoterapia para combatir la enfermedad del Alzheimer, algo que también está relacionado con el nobel de medicina, James P. Allison, que desarrolló terapia contra el cáncer pero para neutralizar unas moléculas que frenan para que monte una respuesta antitumoral”, destaca Peralta Ramos.
“Mi área es la biología molecular y comencé mi doctorado en el área de inmunología, aunque más relacionado con enfermedad infecciosas como la tuberculosis. Mi investigación apunta a como impactan los diferentes genotipos de la tuberculosis sobre el epitelio pulmonar y la respuesta en el pulmón. En Israel, voy a estudiar el efecto de la macrobiótica intestinal sobre la respuesta inmune en el pulmón”, advierte Denise.