El eterno debate entre Nature y Nurture, naturaleza y crianza, biología o sociología, genes y ambientes, es largo y espinoso porque, sencillamente, no tiene respuesta. Al menos no tal y como planteamos la pregunta. La pregunta no puede ser qué es lo que nos influye, si los genes o el ambiente. Ni siquiera es muy útil estimar si los genes influyen en un porcentaje mayor que el ambiente, o viceversa.
En realidad, genes y ambiente están tan imbricados que ni siquiera sabemos dónde empieza uno y acaba el otro, si nos ceñimos a los efectos: por ejemplo, determinados genes pueden influir en el ambiente y cambiarlo en consecuencia; determinado ambiente puede cambiar los genes o atraer a personas de detereminado genoma.
En los animales vivíparos, como los seres humanos, las influencias ambientales pueden actuar en el desarrollo pre y post-natal. Por tanto, estas influencias pueden ser tan fuertes y duraderas en el útero como las genéticas o la influencia ambiental después del nacimiento.
Porque al descubrir cómo opera la epigenética, entonces la pregunta sobre qué tiene mayor influencia aún se torna más estéril. Cada comida, cada molécula de metal tóxico que respiramos, comemos o bebemos y la química que generan nuestros pensamientos pueden modificar la genética. Estos factores genéticos que son determinados por el ambiente celular en lugar de por la herencia.
Con todo, cada especialista barrerá para su casa, y los estudios que publique tratarán de sesgarse hacia ese prejuicio. Así pues, las opiniones la respecto son diversas, y las siguientes citas dan buena prueba de ello(dando por sentado que no hay inevitabilidad en nuestro destino, al menos no del todo):
Considero a los seres humanos como organismos dinámicos, creativos, para quienes la oportunidad de aprender y de experimentar entornos nuevos amplifica el efecto que tiene el genotipo sobre el fenotipo. Thomas J. Bouchard, profesor de psicología y director del Centro de Minnesota para la Investigación de gemelos de la Universidad de Minnesota.
Cada persona está moldeada por una interacción de su entorno, sobre todo de su entorno cultural, con los genes que afectan a su comportamiento social. Edward O. Wilson, entomólogo y biólogo célebre por sus contribuciones en evolución y sociobiología.
¿De dónde ha salido el mito de la inevitabilidad de los efectos genéticos?Richard Dawkins, etólogo, zoólogo y teórico evolutivo.
Si a mis genes no les gusta, se pueden ir a la porra. Steven Pinker, profesor en el Harvard College y titular del “Johnstone Family Professorship” en el Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard.