Fuente: DW
Tras el grave accidente del reactor de Fukushima, hace diez años, Alemania inició la despedida definitiva de la energía nuclear. Otros ven un renacimiento de la energía atómica por razones de protección del clima.
El 11 de marzo de 2011, uno de los peores terremotos de la historia desencadena un tsunami en el Pacífico. La enorme ola también inunda la central nuclear japonesa de Fukushima. El sistema de refrigeración falla. En las horas y días siguientes se produce una fusión en tres de las seis unidades, el mayor y más grave accidente posible (GAU, en alemán). Desde la catástrofe de la central soviética de Chernóbil, en 1986, no se había producido un accidente nuclear de esta magnitud. La gran diferencia con Chernóbil: Japón es un país de alta tecnología con altos estándares de seguridad.
La física diplomada Angela Merkel creía en el uso pacífico de la energía nuclear. En 2006 arremetió contra el anterior gobierno socialdemócrata y verde que ya había decidido el abandono de la energía nuclear: «Siempre consideraré un disparate cerrar centrales nucleares técnicamente seguras, que no emiten CO2 (…). Y algún día los socialdemócratas también se darán cuenta», sentenció. Pero poco más tarde, sería Merkel misma la que tiene que cambiar de opinión.
Tres días después del accidente nuclear de Fukushima, Merkel anunció suscintamente y con humildad que, debido a la «inconcebible catástrofe» de Japón, «suspenderemos la reciente decisión de alargar la vida útil de las centrales nucleares alemanas».
Los Verdes ganan en Baden-Wurtemberg
Apenas dos semanas después, el representante pro energía nuclear de su partido en Baden-Wurtemberg es derrotado por Los Verdes en las elecciones regionales. Por primera vez, -y hasta el día de hoy- un partido antinuclear dirige el gobierno de un estado federado, y en una región conservadora.
Tres meses más tarde, el Bundestag decide eliminar definitivamente la energía nuclear para finales de 2022. Sin embargo, las empresas energéticas demandan al Estado por daños y perjuicios. Apenas esta semana pasada ambas partes acordaron finalmente una compensación de 2.400 millones de euros. Los contribuyentes pagan así la cuenta de las decisiones de Merkel.
Greta Thunberg y la energía nuclear
En ningún otro país del mundo Fukushima ha provocado un cambio energético tan radical como en Alemania. En el propio Japón no se habla de un abandono de la energía nuclear. Y algunos gobiernos consideran que las centrales nucleares de baja emisión de CO2 contribuyen a resolver los problemas del cambio climático, como en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Esa es también la opinión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Según Greta Thunberg, iniciadora de Fridays for Future, la energía nuclear puede ser «la pequeña parte de una nueva solución energética sin emisiones de CO2».
Sin embargo, Jochen Flasbarth, secretario estatal del Ministerio alemán de Medio Ambiente, cree que la idea de utilizar la energía nuclear para proteger el clima es una «ilusión», en principio, porque su cuota de uso energético mundial es demasiado pequeña, de alrededor del 5%. «En realidad, no es una fuente energética sostenible, por lo cual los países que apuestan por ella corren el riesgo de perder su conexión con un mundo energético verdaderamente sostenible y basado en las energías renovables».
Algo más tarde que Alemania, China parece ir ahora por ese camino. Pekín está construyendo muchos menos reactores nucleares de los previstos en el último plan quinquenal, pero avanza con mayor decisión en la energía eólica, hidroeléctrica y fotovoltaica.
La energía nuclear no es rentable
El científico Dirk Uwe Sauer, de la Universidad Técnica de Aquisgrán, Alemania, está convencido de que la energía nuclear no es rentable: «En los países con mercados eléctricos liberalizados, las centrales nucleares sólo se construyen si el Estado cubre los riesgos de los costos». Es el caso de Francia y Finlandia, por ejemplo. Y Jochen Flasbarth está convencido: «Las renovables son cada vez más baratas, mientras que la energía nuclear es cada vez más cara». En la actualidad, la energía nuclear no puede competir con la electricidad procedente de plantas solares y parques eólicos terrestres, dijo, y esa tendencia continuará.
Wolfram König, presidente de la Oficina Federal de Salvaguardias en la Gestión de Residuos Nucleares, sospecha que hay otras razones por las que algunos países no quieren abandonar la energía nuclear: «El uso civil de esta tecnología siempre ha ido unido a la utilidad militar». Y, por tanto, existe el peligro de que la tecnología se utilice «incluso en sistemas políticos no precisamente estables».
En cualquiera de los casos, en Alemania, Fukushima llevó a una decisión que pocos políticos cuestionan ahora. Jochen Flasbarth califica el abandono definitivo de la energía nuclear como «uno de los mayores logros de consenso en la historia de la Alemania de posguerra».
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