Una mezcla aceitosa que parece un aderezo para ensaladas que puede exterminar a la bacteria ántrax. Una droga que mataría todas las bacterias y otra que mejoraría el sistema inmune de una persona para protegerla de cualquier patógeno.
Todas estas son ideas, algunas muy lejanas y otras sorprendentemente cercanas, que se están desarrollando en lo que puede considerarse como la nueva batalla médica de la nación, la guerra contra el bioterrorismo.
A partir del 11 de Septiembre, los expertos dicen que es necesario desarrollar una mejor tecnología para detectar, diagnosticar y tratar los agentes biológicos. Esto se debe, en parte, a que hay docenas de patógenos que podrían ser usados en un ataque, incluyendo algunos no naturales fabricados por ingeniería genética y sería muy poco práctico fabricar vacunas para todos ellos.
“Como manejamos no solo las amenazas conocidas y anticipadas como la del ántrax sino las que todavía desconocemos?”dice el Dr. Stephen Morse, director del Centro para la Preparación de la Salud Pública de la Universidad de Columbia. Él dice que el objetivo de fabricar vacunas para los patógenos individuales “es necesario, tiene valor, pero no es suficiente para donde queremos estar en el futuro.”
La nueva batalla estará centrada en el uso de las herramientas de la biotecnología, genética e inmunología. Los genomas de los microorganismos ahora pueden ser secuenciados en semanas, aportando información acerca de su estructura. En las últimas dos semanas un grupo de científicos de Harvard reportaron haber descubierto una variación genética que le confiere a los ratones resistencia al ántrax y otro grupo dijo que había diseñado una molécula que protegía a las ratas contra dosis normalmente letales de la toxina del ántrax.
Durante este último tiempo las investigaciones se han basado en el tema del bioterrorismo. Entre los proyectos más inusuales se encuentra el de la Universidad de Montana que entrenó abejas para oler los agentes patógenos químicos y biológicos. El Dr. Michel Baudry, profesor de ciencias biológicas de la Universidad de South Carolina, está intentado construir un censor utilizando el tejido cerebral de una rata sobre un chip electrónico que pueda percibir la reacción del tejido ante la exposición a una sustancia peligrosa.
Pero percibir el agente infeccioso o toxina es solo el primer paso. También deben diseñarse formas de detección de la gente infectada e identificación rápida del patógeno involucrado. Muchos agentes producen síntomas similares a la gripe haciendo el diagnóstico difícil. Además, en algunos casos, cuando aparecen los síntomas la infección ya se ha diseminado y aquellos infectados están más allá del tratamiento.
Uno de los problemas de detección del agente es que algunos no van directamente al torrente sanguíneo u otros fluidos biológicos que puedan ser fácilmente estudiados.
“En el cuerpo los microorganismos deben amplificarse hasta un cierto nivel antes de que podamos detectarlos,”dice el Dr. C. Richard Lyons, profesor asociado de medicina de la Universidad de New Mexico. “Podría ser demasiado tarde para ese entonces.”
El Dr. Relman de Stanford espera poder identificar que genes son activados o desactivados
en las células humanas ante la exposición a diferentes agentes. “Sabemos que los patrones de expresión genética cambian rápidamente en respuesta a una infección,”dijo.
Otros proyectos tienen como objetivo la prevención de la infección o el tratamiento de la enfermedad una vez ocurrida. El Dr. James Baker de la Universidad de Michigan ha desarrollado lo que él y sus colegas llaman chistosamente un aderezo de ensalada que puede matar muchos tipos de microorganismos, incluyendo las esporas resistentes de ántrax. Dicen que esta preparación desinfectante, conformada por gotas microscópicas de aceite de soja suspendidas en agua, es lo suficientemente segura como para aplicar a la piel o equipos, utilizar en la nariz como aerosol y hasta ingerir en bajas cantidades.
El Dr. Baker explicó que cuando se agita algunos aderezos de ensaladas se obtienen burbujas de aceite dispersas en el agua. Esas burbujas contienen energía proveniente de la agitación, que es almacenada como tensión superficial. Esta energía es liberada cuando las burbujas de aceite se rompen.
El desinfectante del Dr. Baker contiene burbujas extremadamente pequeñas que tienen alta energía pero se impide que se rompan mediante un detergente. “Pero una bacteria es como una gota de aceite y las burbujas se fusionan con ella y explotan,”explica el Dr. Baker.
Otras compañías están tratando de desarrollar drogas que puedan matar virtualmente todas las bacterias. Se han encontrado partes de ARN bacteriano, una molécula clave para la vida, que son comunes a todas las bacterias y a una gran cantidad de virus. Si se pudieran desarrollar drogas capaces de atacar estas moléculas, no importaría la clase de microorganismo.
Otro objetivo es el de mejorar el sistema inmune humano para ayudar a una persona a resistir cualquier patógeno.
Fuente: The New York Times (Octubre 9, 2001)