Nature (Abril 24, 2001)
“Yo estoy interesado en lo que me hace humano”, dice Svante Paabo del Instituto de Max Planck de Alemania. Luego de secuenciar tres millones de bases del genoma del chimpancé y compararlo con el humano, su grupo razonó que la secuencia de ADN no es lo que nos hace humanos: solo un 1.3% de las bases son diferentes.
Luego de medir los niveles de actividad de los genes, o la transcripción, en nuestro cerebro, hígado y sangre, la compararon con la de los chimpancés y con la de monos macaque rhesus, una especie más distante evolutivamente.
“El hígado y la sangre reflejan como se relacionan las especies,” Paabo descubrió. En estos tejidos, como se esperaba, el patrón de actividad de los genes humanos era bastante similar al de los chimpancés, y diferente al de los monos macaque.
El cerebro muestra otra cosa: los patrones de la transcripción humana y chimpancé son muy diferentes. “El cerebro humano ha acelerado el uso de los genes”, explica Paabo.
El genoma de los animales es tan similar que es difícil entender como pueden producir animales tan diferentes. Si sus genes son similares, probablemente se deba a cambios en cuanto a cuando, donde y que tan activos son.