Teniendo en cuenta la enorme dimensión de los cambios que se operan en el interior de cada uno de nuestros países, un sector considerable de los científicos latinoamericanos ha decidido entrar a participar abiertamente en la solución de una problemática que amenaza, día a día, la inestabilidad de nuestras naciones.
En este orden de ideas, su capacidad de respuesta es directamente proporcional a la magnitud de la crisis estructural de la sociedad en la cual desempeñan sus actividades, crisis que exige a este importante sector asumir, ahora, actitudes más comprometidas con la construcción de una paz social, como premisa fundamental para alcanzar un verdadero Desarrollo Humano Sostenible.
Teniendo en cuenta lo anterior, Gabriel Misas sostiene que «en la actualidad nadie duda de la importancia que tiene la racionalidad científica en el desarrollo económico de cualquier país».
Para nuestra fortuna, en Colombia contamos con un amplio sector conformado por un valioso equipo humano de excelentes científicos, cuyo reconocimiento trasciende ya las fronteras nacionales. Es mucho lo que ellos pueden aportar en este lento y largo proceso tendiente a encontrar una vía de desarrollo alternativo, esto es, científico, técnico, humanista y de sostenibilidad ambiental.
Visión prospectiva
Por otra parte, la óptima interacción «ciencia – sociedad» sólo es posible a través de la visión prospectiva de un científico capaz de moldear el futuro probable y deseable. Es precisamente en este camino cuando el hombre de ciencia pone a prueba no sólo la profundidad de sus saberes, sino la magnitud de su compromiso humanista con el cambio.
En consecuencia, cuando nuestros hombres y mujeres de ciencia se acercan al medio, terminan inevitablemente identificándose con él y, lo que es más interesante, se empiezan a comprometer con las soluciones de fondo a su problemática social.
En este proceso de implicaciones abiertamente ideológicas, sobre el científico se cierne la sombra de una clase política carente de cultura científica que tratará de hacer de él un «idiota útil» para sus propósitos. A pesar de ello, y a pesar de que muchas prácticas atentan contra la ética y la trasparencia de sus principios, el científico debe correr el riesgo, asumiendo una confrontación con amplios matices políticos pero sin perder en ningún momento la óptica científico – humanista, binomio muy difícil de encontrar en la mayoría de la clase política.
De todas formas, en las circunstancias de nuestros países, científicos y políticos deben trabajar hombro a hombro, el político abriendo los espacios constitucionales a la ciencia y la tecnología, y el científico en calidad de consultor de excelencia en el diseño de las nuevas estrategias de desarrollo.
Elsa Beatriz Acevedo es Profesora Titular del Departamento de Humanidades e Idiomas de la Universidad Tecnológica de Pereira, Risaralda, Colombia. Directora del Grupo de Estudios de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación (CTSI). Miembro de la Asociación Colombiana de Periodismo Científico.
Fuente: tendenciascientificas
