de William Gilbert, ix+246 pp, 7/6 (37.5 p) en Londres; 2 Thaler in Frankfurt. Publicado por Peter Short, Londres, 1600. (Tal y como fue revisado por Stuart Malin y David Barraclough en Eos, Transactions of the American Geophysical Union, vol. 81, 23 Mayo 2000, para conmemorar el 400 aniversario de la publicación del libro.)
La terella de Gilbert, un modelo magnético de la Tierra. |
La terella de Gilbert, un modelo magnético de la Tierra.
Cuatrocientos años puede parecer mucho tiempo para efectuar la revisión de un libro, incluso para unos críticos lentos, pero existen razones que justifican la dificultad de una revisión rápida. No solo De Magnete está escrito en latín, sino también, que está en formato de libro de texto científico. El problema lingüístico ha sido resuelto por Paul Fleury Mottelay y Silvanus P. Thompson que lo tradujeron al inglés en 1893 y 1900, respectivamente; el último cuenta con una bella edición tricentenaria limitada de Chiswick Press, que conserva mucho de la forma y apariencia del original. Pero el concepto de libro de texto científico era extraño cuando apareció De Magnete en 1600. Se había escrito anteriormente sobre temas científicos y sobre geomagnetismo (p.e. por Petrus Peregrinus en su Epístola de Magnete, 1269), pero fueron más unos informes sobre utillajes y fenómenos, que investigaciones a fondo de un tema, con pruebas experimentales y su interpretación. Por lo que no existía una regla con la que comparar De Magnete. Recordemos que no fue hasta 1687 que se publicó el Principia de Newton; De Magnete también antecede al Astronomía Nova (1609) de Kepler, en el que enunció las dos primeras de sus tres leyes del movimiento planetario y al Sidereus Nuncius (1610) de Galileo, donde se describen las primeras observaciones de objetos astronómicos.
William Gilbert (1544-1603) fue el mayor de los once hijos de Jerome Gilbert: cuatro de su primer matrimonio y siete de su segundo. Entre estos existe, para confusión, un segundo William que, para mayor confusión, erigió una lápida en memoria de «nuestro» William, pero con su año de nacimiento inscrito de forma errónea en 1540. La familia vivió en Colchester, a unas 50 millas al NE de Londres, donde Jerome tenía el cargo prestigioso de Archivero. William recibió una educación aristocrática en el St John’s College, Cambridge, donde permaneció 11 años, hasta 1569, obteniendo los títulos de bachiller y licenciado, cualificándolo como doctor en medicina y Senior Fellowship. A esto siguió un «Gran Tour» por Europa de cuatro años, la mayor parte del cual lo pasó en Italia, antes de establecerse en Londres en 1573 donde practicó la medicina. Su carrera médica fue muy exitosa, culminando con la presidencia del Real Colegio de Médicos en 1599 y con el nombramiento de médico de la reina Isabel I en 1601. La reina murió dos años más tarde, aunque no se culpó de ello a Gilbert, que siguió siendo Médico Real (de Jaime VI y I) hasta su propia muerte por la peste ocho meses después. Es interesante observar que Mark Ridley, otro científico dedicado al geomagnetismo algo mas joven ( un amigo de Gilbert, a quién alabó como el mayor descubridor en la ciencia magnética), también fue un médico real, en este caso del Zar de Moscovia, Boris Godunov. Los logros de Gilbert como médico podrían ser suficientes para hacerle famoso, pero hoy en día se le recuerda por sus investigaciones en los campos del magnetismo y la electricidad, que describió en De Magnete. Esas investigaciones las llevó a cabo, aproximadamente, desde 1581 a 1600, paralelamente con su profesión médica. Los experimentos los hizo y discutió con amigos afines que reunía en su casa para este propósito; un modelo similar conduciría, medio siglo después, a la fundación de la Royal Society.
Aunque el magnetismo era una afición, fue una que Gilbert, que nunca se casó, tomó muy seriamente y en la que gastó grandes sumas de dinero (5.000 libras según William Harvey) en instrumentos y equipos. El libro es de una elaboración hermosa, bien ilustrada mediante grabados y varios dispositivos de impresión, como las ricas iniciales iluminadas al comienzo de cada capítulo. Asteriscos marginales, de dos tamaños, llaman la atención sobre puntos de particular importancia. Después de un prólogo del autor, de Gilbert, y un prólogo encomiástico de Edward Wright, vienen 115 capítulos, algunas veces de un solo párrafo, ordenados en 6 libros. Edward Wright (1558?-1615) es famoso por poner la proyección de Mercator sobre una profunda base matemática. El plan del libro es diferente al de una moderna tesis doctoral, comenzando con una revisión de trabajos anteriores, continuando con los resultados experimentales, debatiéndolos y ubicándolos en el extenso contexto de los resultados globales, y finalizando con las especulaciones y los problemas no resueltos. El primer libro comienza con una revisión histórica, luego revisa las propiedades magnéticas básicas de la calamita (polos, atracción y repulsión, magnetización del hierro) y finaliza con el capítulo famoso sobre el tema del gran imán que es la Tierra). Tiene un debate interesante de las propiedades médicas del hierro y la calamita, donde saca la conclusión de que el magnetismo no desempeña ningún papel, dado que: «cuando se bebe de un trago» [no la calamita] «no beneficia para atraer o repeler». En el segundo libro se dibuja una diferencia clara entre las propiedades atractivas de los imanes y el ámbar frotado: «para esto nos agrada más llamarlo una fuerza eléctrica». Se describen muchos experimentos magnéticos y electroestáticos, incluyendo investigaciones de los efectos del material interpuesto, la forma de la calamita y el efecto del «armar» los polos con cápsulas de hierro.
Se rebate mucho tradicionalismo, no menos la posibilidad de la máquina de movimiento perpetuo: «¡O que los dioses, al final, traerán un fin miserable esos trabajos ficticios, locos, con los que están cegadas las mentes de los estudiosos!». El libro tercero se interesa por las propiedades directivas de un imán, pero también con detalles de la magnetización de agujas y la distribución del magnetismo en una terrella (la denominación de Gilbert para una calamita esférica). Los experimentos con la terrella son de particular importancia, ya que fueron las que condujeron a Gilbert a trazar la analogía entre el campo magnético terrestre y el de la terrella. Esta introducción al geomagnetismo se desarrolla con más detalle en el libro cuarto (sobre la declinación, que era conocida como «variación») y el quinto (sobre la inclinación, que Gilbert llamó declinación). El último libro es más especulativo. Tiene que ver con los movimientos estelares y terrestres, que Gilbert asoció erróneamente con el magnetismo y creía que eso añadía un apoyo a la teoría de Copérnico. Esto fue inaceptable para la visión religiosa de esos tiempos y muchas copias europeas de De Magnete eliminaron o mutilaron el libro 6. No obstante, la idea de una acción a distancia para el control de los movimientos planetarios fue una semilla para las ideas de Hooke y Newton sobre la gravedad.
Pero una mera lista de sus contenidos puede dar solo una pista sobre el libro. Es necesario recordar constantemente mientras se lee lo antiguo que es. Aquí hay ciencia baconiana, basada en los experimentos y en la observación más que en los rumores, llevándose a la práctica veinte años antes de la publicación del Novum Organum de Bacon. Y, más de cien años antes de que dejase de ser un delito, punible con azotes, que el aliento de un timonel naval inglés oliese a ajo por miedo a que desmagnetizase la brújula del barco, De Magnete descarta como «fábula y falsedad» la idea de que la calamita embadurnada con ajo pierda su poder. Todo esto en tiempos en que era una herejía fijar experimentos contra las enseñanzas de la iglesia; ciertamente, en 1600 el filósofo Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por herejía. Debemos admitir que las cosas estaban más tranquilas en Inglaterra que en Italia, pero aun era audaz, quizás hasta temerario, publicar un libro así. La cotización de De Magnete puede ser un poco desorientativa cuando se agotaron, sin el beneficio de esta revisión, las cuatro ediciones en latín de 1600, 1628, 1633 y 1892 (un facsímil de la primera edición). A pesar de que aparecen ocasionalmente en subastas copias de segunda mano, no son baratas: se ha vendido recientemente (Enero 1998) una primera edición en buen estado por 15.000 US $. La edición en inglés de Chiswick Press de 1900 (traducida por Thompson) se limitó a 250 copias y actualmente es virtualmente imposible de conseguir, pero se reimprimió un facsímil en 1958 Basic Books, editada y con una introducción de Derek J. de Sola Price. Se publicó una reimpresión de la traducción de Mottelay por Dover en 1958 y aún esta en impresión. Una vez que el lector se habitúa a su inevitable estilo arcaico, De Magnete es un libro sorprendentemente legible. No es necesario recomendárselo a los historiadores de la ciencia, ya que ya lo habrán leído. No es solo que cualquier geofísico se beneficiará de él, sino que también disfrutará leyéndolo.
Este artículo se publica con la aprobación del Director, British Geological Survey (NERC). Stuart Malin, Universidad de Bogaziçi, Estanbul, Turquía David Barraclough, British Geological Survey, Edinburgh, Gran Bretaña Cronología del geomagnetismo Índice del Sitio Web
Author and Curator: Dr. David P. Stern
Mail to Dr.Stern: audavstern(«at» symbol)erols.com .
Translated by J. Méndez
Last updated 25 November 2001