Un viaje de 25 horas llevó a 22 afortunados turistas chinos desde Hong Kong hasta el mismo Polo Sur en aviones comerciales por primera vez.
La travesía realizada este fin de semana fue descrita en periódicos locales como el comienzo de una nueva era en el turismo de China hacia Antártica.
El traslado implicó un vuelo de 15 horas a Sudáfrica, reabastecimiento de combustible en Ciudad del Cabo y luego otras cinco horas y media de vuelo al continente helado.
Ambos tramos los realizó un avión de la aerolínea china Hainan Airlines.
A partir de allí, fueron otras cinco o seis horas hasta el Polo Sur, donde los pasajeros aterrizaron en una pista de 2,5 km excavada en el hielo.
El operador turístico chino calificó al viaje como un hito y dijo que significaba que los turistas chinos ya no tendrían que reservar la expedición a través de agencias extranjeras.
Sin embargo, el tramo desde Ciudad del Cabo en adelante fue organizado por White Desert, un operador turístico que ofrece viajes al Polo regularmente.
Eso significa que fue más bien una cooperación entre una agencia china y otra con sede en Sudáfrica.
¿Pero qué nos dice el viaje sobre las ambiciones geopolíticas de China en la región?
Bases chinas
Nengye Liu, experto en China y relaciones internacionales de la Universidad de Adelaida, en Australia, considera el vuelo «muy simbólico».
«Se relaciona con el contexto más amplio de que China se involucra cada vez más activamente en los asuntos antárticos», señaló.
El gigante asiático fue uno de los últimos países en interesarse en el continente frío.
Mientras países como Chile, Argentina, EE.UU. y Reino Unido establecieron bases en las décadas de 1940 y 1950, no fue hasta 1985 que China puso su bandera en un puesto antártico.
Desde entonces, China ha invertido una suma inédita en desarrollar nuevas bases, medios de transporte y acuerdos logísticos para aumentar su presencia en el continente.
En 2014, inauguró su cuarta base Antártica y anunció el lugar donde construirán la quinta.
Antes, en 2013, China ya había identificado a las regiones polares como una de las nuevas fronteras estratégicas del país.
Esto significa que hay una fuerte voluntad política de ser parte de cómo se modelará el gobierno de los polos en el futuro.
Investigación
Según el periódico hongkonés South China Morning Post, Pekín difundió en mayo una política en la que asegura que espera aumentar su infraestructura y actividades en Antártica y reforzar su capacidad de investigación científica.
Además, en 2017, la Reunión Consultiva del Tratado Antártico se celebró por primera vez en China.
El protocolo ambiental por el que se rige el Tratado Antártico -y que prohíbe la explotación de recursos naturales en el continente- entró en vigencia en 1998 y será revisado en 2048.
«A China le interesa tener algo que decir en la renegociación de los acuerdos que comenzará en unos 10-20 años», aseguró Ramón Pacheco Pardo, profesor de Relaciones Internacionales de King’s College London y codirector del London Asia Pacific Centre for Social Sciences (SOAS), en 2014.
Pero los intereses del gigante asiático no se limitan a Antártica.
En el reciente Congreso del Partido Comunista, en noviembre, el nuevo plan quinquenal de Pekín estableció claramente que el gobierno quería invertir grandes cantidades de dinero en proyectos para la exploración de los polos.
«La ambición de China es poder presentar su propia propuesta para influir en cómo se gobernarán las dos regiones polares», dijo el doctor Liu, de la Universidad de Adelaida.
¿Qué hay que ver en Antártica?
Dirigirse a este continente en avión es la excepción más que la regla.
Casi todos los turistas llegan en barco, generalmente desde el puerto de Ushuaia,el más austral de Argentina.
Otra opción es ir desde Nueva Zelanda, una ruta que suelen elegir personas interesadas en itinerarios que rastreen los pasos de famosos exploradores, como por ejemplo, Sir Ernest Shackleton (irlandés que exploró Antártica a inicios del siglo XX).
«Los viajes difieren en duración: pueden ir de seis días a tres semanas o incluso más», le dijo a la BBC Leanne Flanagan Smith, del operador turístico BackTrack Adventures.
¿Por qué la gente quiere ir a Antártica? Hay muchas razones, según ella.
«Para algunas personas es simplemente un pendiente en su lista de deseos. Otros llegan por la vida silvestre, pero generalmente terminan más impresionados por el hielo y los espectaculares paisajes», contó.
La temporada de viajes se abre en el verano antártico, desde noviembre hasta finales de marzo.
Las opciones más económicas cuestan alrededor de US$5.000, es decir, en barco desde Ushuaia, por lo que además hay que pagar el boleto de avión para llegar a Argentina.
«Por supuesto que es extremadamente caro, pero muestra el creciente interés de China en la región», comentó el Liu, de la Universidad de Adelaida.
¿Puede Antártica hacer frente al turismo de masas?
Los turistas chinos ya constituyen el segundo grupo más grande de visitantes, después de los estadounidenses.
El número de turistas chinos a Antártica ha crecido significativamente en los últimos años, de menos de 100 en 2008 a 3.944 en 2016, y se cree que pronto encabezarán la lista.
En general, el número de turistas está aumentando.
Después de haber alcanzado un máximo histórico de 46.265 visitantes en la temporada 2007-2008, el número de viajeros disminuyó en los años posteriores debido a la crisis económica mundial.
Pero las cifras se recuperaron en los últimos años. La temporada pasada, 44.367 turistas visitaron el continente y se espera que lleguen aún más.
La Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO, por sus siglas en inglés) fue creada para promover una industria turística segura y ambientalmente responsable.
La IAATO trabaja en estrecha colaboración con las partes del Tratado Antártico, que es una asociación de más de 50 países que gobiernan conjuntamente el continente.
Todavía hay lugar para más turistas, dijo Amanda Lynnes, de la IAATO, a la BBC. «Pero el monitoreo continuo es absolutamente clave», agregó.
Según Lynnes, los operadores turísticos siguen unas directrices muy estrictas establecidas por la organización.
Una de esas reglas, por ejemplo, es que nunca puede haber más de 100 personas en un punto de aterrizaje al mismo tiempo.
También hay reglas estrictas que detallan qué tanto puede acercarse alguien a un pingüino.
A pesar de la última muestra de extravagancia para llegar al Polo Sur en avión, la mayoría de los turistas chinos toma la ruta normal en un crucero de América del Sur.
De hecho, solo el 1% de los turistas vuelan al interior del continente.
«Un vuelo que te lleva a Antártica y luego continúa hasta el mismo Polo Sur con otro avión es realmente solo para la gente que puede costearlo», reconoció Flanagan Smith, de BackTrack Adventures.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42403861