Los cerebros de los menores que consumieron una o dos veces en su vida marihuana tenían más materia gris en la amígdala y en el hipocampo, comparados con los que nunca la habían probado en su vida. Esta es una de las conclusiones de un estudio de la Universidad de Vermont (Estados Unidos), que evidencia que el cerebro de los adolescentes cambia con un solo porro.
Los cambios en el volumen de materia gris se observaron en la amígdala, involucrada en el miedo y en otros procesos relacionados con las emociones; y en el hipocampo, involucrado en el desarrollo de la memoria y las habilidades espaciales.
«Por lo general a esa edad el cerebro adolescente experimenta un proceso de poda, que hace que se vuelva más delgado, ya que refina sus conexiones sinápticas. Una posibilidad que explica estos cambios en el volumen de la materia gris es que los que han fumado marihuana relamente hayan interrumpido el proceso de poda», explicaron los expertos.
Además, dado el papel que juega el sistema cannabinoide endógeno en el desarrollo cerebral durante la adolescencia, este grupo puede ser particularmente vulnerable a los efectos del THC, principal componente psicoactivo de la marihuana.
Los científicos, sin embargo, reconocen que se necesitan pruebas adicionales para determinar el alcance de la investigación, que se realizó tras analizar a 46 jóvenes de 14 años de Irlanda, Gran Bretaña, Francia y Alemania y que ha sido publicada en el «JOurnal of Neuroscience».