Nos llega vía Amazings una interesante carta de condolencia de Albert Einstein, dirigida a su amigo Robert S. Marcus por la muerte de su hijo.
En su misiva de pésame deja entrever una visión muy personal del mundo y de la religión, introduciendo la existencia de una conciencia universal, y describe el carácter ilusorio a la realidad en que vivimos a la que califica como el fruto de una delusión producida por la conciencia.
“Es decir, más del 99% de lo que vemos -ya todo está compuesto por átomos- está vacío de materia, un descubrimiento que puede encajar en su concepción “holográfica” de la realidad.”
Querido Dr. Marcus,
Un ser humano es una parte de un todo, al que llamamos “Universo”, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Él experimenta por si mismo (sus pensamientos y sensaciones) como si estuvieran apartados del resto; una especie de falsa ilusión óptica producida por su consciencia. El esfuerzo necesario para liberarse a uno mismo de esta falsa ilusión es un problema que debe resolver la verdadera religión. No alimentar esta falsa ilusión, sino intentar superarla, es la única forma de alcanzar un nivel de paz mental asequible.
Con mis mejores deseos,
Sinceramente suyo,
Albert Einstein.
Fue el propio Einstein el primero en ofrecer una evidencia incontestable de la existencia del átomo, el cual consiste su mayor parte espacio vacío. Es decir, más del 99% de lo que vemos -ya todo está compuesto por átomos- está vacío de materia, un descubrimiento que puede encajar en su concepción “holográfica” de la realidad.
No sabemos hasta que punto Einstein estaba interesado en el estudio de la religiones antiguas, ya que no es el primero en proponer ésta teoría. Los Vedas hindúes en el milenio II AdC. ya describen el mundo visible como maya (en sánscrito “ilusión”), y Zoroastro en el milenio I AdC habla igualmente de druj (en avéstico mentira o ilusión). Platón en el Siglo V AdC da una visión similar, contraponiendo el mundo de las ideas al mundo sensible o ilusorio -descrito perfectamente en el Mito de la Caverna-. Algunos filósofos griegos utilizan la palabra dokospara referirse a ese velo. Incluso René Descartes habla de un hipotético genio maligno que induce premeditadamente al error sensorial. ¿Ustedes qué opinan?.
Por Managers Magazine.