Científicos marplatenses comprobaron que una hormona vegetal incorporada en la dieta protege el desarrollo de las larvas de abejas expuestas al frío y otras condiciones de estrés.
Mientras la población de la abeja Apis mellifera disminuye a nivel global debido a factores tales como el cambio climático, los pesticidas, los monocultivos y las nuevas enfermedades, científicos de Mar del Plata descubrieron que el suministro de una hormona vegetal en la dieta protege el desarrollo de las larvas sometidas al frío y otras condiciones de estrés ambiental.
El hallazgo “podría ser clave para el crecimiento del sector apícola en los próximos años”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir el director del estudio, el doctor Lorenzo Lamattina, investigador del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP).
En un estudio reciente, Lamattina y sus colegas comprobaron que el ácido abscísico o ABA mitiga los efectos nocivos del frío en el desarrollo de las larvas de las abejas productoras de miel. El trabajo fue publicado en una revista académica de la Royal Society de Londres (“Proceedings: Biological Sciences”).
Los doctores Lorenzo Lamattina y Leonor Ramírez, investigadores del Instituto de Investigaciones Biológicas que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
“El ABA es una hormona que emplean las plantas para desarrollar respuestas de defensa frente al estrés, como la falta de agua. Nosotros descubrimos que esa misma hormona, que las abejas llevan a la colmena al consumir néctar y polen de diferentes flores, activa mecanismos genéticos y moleculares que también protegen a las larvas”, explicó Lamattina.
En un primer experimento, los científicos liderados por Lamattina determinaron que cuando las crías de abeja se exponen a bajas temperaturas (25°C durante 3 días), los niveles de supervivencia disminuyen al 60% respecto de aquellas incubadas a 34°C. Pero cuando las alimentaron previamente con una dieta suplementada con ABA, lograron prevenir por completo el efecto letal del frío y aceleraron su transformación en ejemplares adultos.
Pero ABA no sería solo un “antídoto” contra el frío. Los investigadores comprobaron que la hormona activa ciertos genes en las abejas –como AmLANCL2- que participan en procesos claves del desarrollo, el crecimiento y las respuestas a distintos factores de estrés en insectos.
A la luz de los resultados, los investigadores de Mar del Plata solicitaron una patente para facilitar el acceso de este tipo de intervención al mercado. “La industria de suplementos nutritivos para uso apícola, que son sustitutos de la miel, está en pleno desarrollo”, afirmó Lamattina.
Del avance también participaron Leonor Ramírez, del CONICET y de la UNMdP; Pedro Negri, Matías Maggi y Martín Eguaras, del Centro de Investigación en Abejas Sociales (CIAS) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP; y cuatro colegas de la Universidad de Génova (Italia).